C.R.A.Z.Y.
Título original: C.R.A.Z.Y. (CRAZY)
Año: 2005
Duración: 127 minutos
País: Canadá
Dirección: Jean-Marc Vallée
Guion: Jean-Marc Vallée y François Boulay
Fotografía: Pierre Mignot
Reparto: Michel Côté, Danielle Proulx, Marc-André Grondin, Émile Vallée, Pierre-Luc Brillant, Maxime Tremblay, Alex Gravel, Natasha Thompson, Mariloup Wolfe y Johanne Lebrun
Productora: Cirrus Communications, Crazy Films
Género: Drama
Sinopsis: Drama familiar. Cuando Zach entra en la adolescencia y descubre que es diferente a los demás, reprimirá sus tendencias más profundas para no perder el amor de su padre. Entre 1960 y 1980, vive rodeado de sus hermanos, de Pink Floyd y los Rolling Stones, los porros fumados a escondidas, las grandes y pequeñas discusiones. Pero, sobre todo, lo que Zac busca es poder mantener la relación con su padre. (FilmAffinity)
‘C.R.A.Z.Y.’ es una de estas películas que tenía en lista de espera desde hacía tiempo, y ya me la he quitado de encima. La película canadiense nos habla del drama de una familia con cinco hijos varones y padres profundamente religiosos. En ella se exploran temas como la diversidad, las drogas y el choque generacional.
La película de Jean-Marc Vallée Nos sumerge en una historia que abarca dos décadas. Comienza todo cuando nace Zac, el cuarto hijo de una religiosa familia de un suburbio de Québec. Él nace el día 25 de diciembre, algo que le genera complejo por tener que compartir cumpleaños con la misa del gallo o con que todos reciban regalos el mismo día que él. A partir de ahí se nos abre un conflicto entre el joven, sensible y con oído musical, con su padre, chapado a la antigua.
‘C.R.A.Z.Y.’ es esa película simpática con la que todos nos podemos sentir identificados en algún momento. Todos hemos cumplido alguna de las siguientes premisas, o más de una: vivir en un entorno familiar con el que chocamos, tener dudas sobre quién soy, tener aficiones que no se entienden y reconciliarse con el pasado pasados unos años. Todo eso lo condensa esta película a través de un viaje de algo más de 20 años por el viaje emocional de siete personas consigo mismas. Porque en esta película, como si de una cinta de los 90 se tratara, los personajes evolucionan, aprenden, chocan, caen, suben… la vida misma.
La mezcla de elementos que confluyen en ‘C.R.A.Z.Y.’ la convierten en una de las películas más peculiares que uno puede ver. La música tiene aquí más importancia que en otras películas. Ojo a la elección de temas de la película, donde confluyen desde David Bowie a Charles Aznavour. Una selección que tiene que ver con la trama, con la historia y hasta con la estética elegida para los personajes y para el entorno. Cultura pop y religión chocan continuamente en todo: la decoración, la ropa y el guion. Un constante choque entre fe y realidad que es el camino vital que el personaje necesita recorrer.
Pero realmente lo que hace de ‘C.R.A.Z.Y.’ una película entrañable es esa identificación que el espectador genera con el filme. Es curioso cómo una historia contada hace 15 años y sobre personajes que vivieron ficticiamente hace 40-50 años sigue valiendo en la actualidad. Un viaje de descubrimiento propio que el espectador vive casi en paralelo con Zac. Mientras él debe aclarar su mente sobre su orientación sexual y la relación que mantiene con su padre y con su hermano mayor Raymond, el espectador puede llegar a plantearse su relación con su padre.
‘C.R.A.Z.Y.’ es una entrañable película de descubrimiento personal, familiar, musical, sexual y religioso. Una curiosa película canadiense que se ha vuelto todo un clásico del cine indie y que hoy en día sigue funcionando igual de bien que en el momento de su lanzamiento. Porque la locura la tenemos todos, lo único que no todos la aceptan.
Lo mejor: La mezcla de elementos: música, estética, formas de narración…
Lo peor: La media hora final floja y con brocha gorda.