QUE SE HAGA LA LUZ
Título original: Nech je svetlo / Let There Be Light
Año: 2019
Duración: 93 minutos
País: Eslovaquia / República Checa
Dirección: Marko Skop
Guion: Frantisek Krähenbiel, Zuzana Liová y Marko Skop
Música: David Solař y Oskar Rózsa
Fotografía: Jan Melis
Reparto: Milan Ondrík, Frantisek Beles, Zuzana Konecná, Lubomír Paulovic, Katarina Kormanakova, Maximilian Dusanic, Daniel Fischer, Csongor Kassai, Dieter Fischer, Andreas Nickl, Anikó Varga, Ingrid Timková, Agata Solcianska, Luba Dusanicova, Jakub Kuka, Juliane Werner, Michal Kinik, Matus Beniak y Marek Geisberg
Productora: Asociace Ceských Filmových Klubu (ACFK) / Artileria / Negativ s.r.o
Género: Drama
Sinopsis: Un hombre de 40 años que tiene tres hijos, trabaja en Alemania de albañil para mandar dinero a su familia, en Eslovaquia. Cuando regresa a casa por Navidad, descubre que su hijo mayor está metido en un grupo paramilitar y que está involucrado en la muerte de un compañero de clase. El padre tendrá que decidir qué hacer, pero en el proceso descubrirá más cosas sobre su hijo, su familia y su entorno. (FilmAffinity)
‘Que se haga la luz’ ha llegado a España a través del Atlàntida Film Fest. La cinta nos lleva hasta una pequeña población de la Eslovaquia rural donde, como en toda Europa central, la ultraderecha va extendiendo sus tentáculos. La historia es de un hombre que regresa a Eslovaquia para pasar las Navidades, está trabajando como albañil en Alemania.
La película lidia con la inmigración, los prejuicios, la lucha de clase y el mencionado ascenso de la ultraderecha en Europa. Este hombre que regresa a su casa descubrirá que su hijo es parte de un grupo que se hace llamar “La guardia”. Encabezados por el cura y un policía del pueblo, a priori, son un grupo que se dedica a ayudar a su pueblo, aunque habrá más. Una ideología racista, xenófoba, guerrillera y nacionalista, inunda este grupo que traerá por el camino de la amargura a este hombre.
Lo que acierta en retratar Marko Skop es lo silencioso que es la llegada de este tipo de grupos. Poco a poco atraen a los jóvenes del lugar con prácticas mafiosas y violentas internamente y comunitarias de cara al exterior. Lo que a primera vista parece algo bueno, termina por ser la pesadilla de los del lugar, que no pueden denunciar sus prácticas mafiosas. Silencian la disidencia y hacen del pueblo su cortijo.
La actualidad de la temática de ‘Que se haga la luz’ la vuelve una película espeluznante. Estos casos están ocurriendo a diario al lado de nuestra casa, dentro de la Unión Europea. Países que hasta hace 30 años vivían bajo el comunismo y que ahora están dejándose abrazar por ideologías que en el último siglo han provocado millones de muertos. Este fenómeno, llevado a pequeña escala, es la piedra angular de ‘Que se haga la luz’, la película que Eslovaquia envió a los Óscars, y que no llegó a estar nominada.
Es cierto que cinematográficamente hablando su valor es justito. Pero su potencial reside en el guion, en el mensaje y en lo directo que resulta. Lo que parecen seguro al principio se va tornando en un barrizal del que es complicado escapar. La película funciona como una tela de araña que te atrapa poco a poco y del que es imposible salir indemne. Como espectadores tampoco seremos capaces de encontrar una salida al conflicto que plantea. Ahí está el verdadero terror que Skop nos quiere hacer ver.
‘Que se haga la luz’ es de estas películas imprescindibles para entender un fenómeno silencioso y cada vez más numeroso en una Europa que ha olvidado lo horrores que vivió anteayer, como quien diría. Una película que enciende la luz roja del ascenso de la ultraderecha.
Lo mejor: Es sencilla y directa, va al grano del asunto y no falla al disparar.
Lo peor: Su falta de recursos.