El sistema multilateral ha fallado y “tenemos que ajustar las expectativas”, nos decía hace unos días Jim Leape, director general de WWF Internacional, con el que un grupo de periodistas habíamos estado charlando en Río de Janeiro durante la “Cumbre del Planeta”.
El País publica hoy un artículo de opinión de Fernando Savater titulado “Reactivar la democracia”, en el que afirma: “Es evidente que la crisis económica y sus consecuencias demoledoras en el Estado de bienestar europeo, la indignación contra los mercados financieros asilvestrados, el levantamiento popular contra las satrapías del norte de África, las alteraciones climáticas que las cumbres internacionales no logran evitar, etcétera… han conmocionado las bases rutinarias de las democracia establecidas. Cada vez resulta más claro para más gente que el sistema no puede funcionar poniendo el piloto automático o dejando que los profesionales de la política sigan cooptando entre ellos apaños cada vez más ineficaces”.
Leer este artículo me ha traído a la mente las palabras de Leape, quien decía que, a partir de ahora, WWF iba a poner el acento en los cambios individuales, uno por uno, de gobiernos y empresas, con el objetivo de que se conviertan en sistémicos.
Sin duda los canales habituales, los pilotos automáticos los business as usual están fallando… Pero lo que dice Savater es que los políticos profesionales tampoco están a la altura de esta convergencia de crisis económica, ecológica, política y, al fin y al cabo, democrática.
El “reactivamiento democrático”, dice el filósofo y escritor, “tendrá que ser no sólo local, sino mundial”.
Para ello un grupo de académicos e intelectuales de todo el planeta ha lanzado un Manifiesto por una democracia global, “en favor de un orden global más justo, pacífico, democrático y humano”.
Los y las firmantes incluyen a Zygmunt Bauman, Ulrich Beck, Richard Sennett, Noam Chomsky, Susan George, Giacomo Marramao, Mary Kaldor, Juan José Sebreli, Abdullahi Ahmed An-Na’im, Vandana Shiva, Roberto Saviano, y otros.
“Como tantas otras iniciativas –concluye Savater—, ésta puede quedarse en un brindis declamatorio: depende de todos nosotros. Porque nada se hará si creemos que nada puede hacerse”.