INTRODUCCIÓN:
El concepto de “Innovación Disruptiva” ya lleva más de 20 años entre nosotros, introducido por Clayton Christensen (profesor en Harvard Business School) en 1997, en su libro “The innovators dilema” y se refiere a cómo puede un modelo de negocio, un producto y/o servicio, que en sus orígenes nace como algo residual o como una simple aplicación sin muchos seguidores o usuarios, convertirse, en poco tiempo, en el producto o servicio líder del mercado.
Para explicarlo mejor tenemos que hacer referencia, como contraposición, al concepto de “Innovación Evolutiva”, que es la que muchas empresas, que son ya líderes del mercado, practican. Estas empresas tienen un tipo de evolución que consiste en mejorar gradualmente lo que ya tienen para así mantener su cuota de mercado, sin preocuparse demasiado en hacer grandes cambios, o plantearse preguntas “incómodas” o retadoras, que supongan romper radicalmente con sus procesos, sus productos o sus servicios. En general, pecan de cierta complacencia, no viendo la necesidad de cuestionarse su statu-quo, tendiendo a no reconocer ni la más mínima señal de que algo pudiera cambiar.
La disrupción ocurre, por tanto, cuando las empresas emergentes, apoyándose en nuevas tecnologías o nuevos modelos de negocio (formas distintas de entender y desarrollar su actividad) superan en el mercado a las que hasta entonces eran las líderes.
Mucho antes de Clayton Christensen, ya nos hablaba de esto mismo el austriaco Joseph Schumpeter, cuando hacía referencia al concepto de “Destrucción Creativa” para explicar, cómo el emprendimiento servía de estímulo para el desarrollo económico de un país.
En definitiva, la idea fuerza que subyace en la “Innovación Disruptiva” es la del cuestionamiento permanente del statu-quo. La práctica del cuestionamiento como “vacuna” para evitar caer en la autocomplacencia, siendo capaces de aprovechar la tecnología y los nuevos enfoques para transformar, radicalmente a veces, y de manera proactiva, nuestra actividad, no dejando que “otros”, y/o los acontecimientos, lo hagan por nosotros.
INNOVANDO LA INNOVACIÓN:
Llevando esto al terreno de la gestión de la innovación en una organización, podríamos hablar de la necesidad de innovar la innovación, es decir, una estrategia que vaya mucho más allá de lo que, habitualmente, se viene considerando, poniendo un acento especial en cuestiones tales como:
Se trata de aplicar, de manera sistemática, un enfoque “disruptivo” a todas las actividades y niveles de la organización, buscando proactivamente innovaciones transformadoras que resuelvan problemas relevantes y/o aprovechen oportunidades con alto potencial de generación de valor.
La innovación disruptiva, siempre es intencional, anticipativa, ambiciosa,… persigue transformar, de manera “exponencial”, una forma de hacer asentada que progresa a través de pequeñas mejoras, que no se cuestiona, que no resulta del todo satisfactoria para los destinatarios, que no aprovecha el potencial de nuevos enfoques, o las posibilidades que brinda la tecnología, o de las oportunidades que ofrece la incorporación de nuevo talento,…
PROCESO GENÉRICO DE INNOVACIÓN DISRUPTIVA:
Este enfoque de innovación disruptiva se puede aplicar siguiendo el siguiente proceso genérico:
Preguntas retadoras:
Referencias:
CONCLUSIÓN:
El concepto de innovación disruptiva, que lleva más de dos décadas redefiniendo mercados y modelos de negocio, sigue siendo tan relevante hoy como en sus inicios. Al desafiar el statu-quo y adoptar un enfoque que privilegia la destrucción creativa sobre la complacencia evolutiva, las organizaciones pueden catalizar transformaciones significativas y duraderas. Este proceso no solo requiere una reevaluación de las estrategias actuales, sino también una profunda transformación en la manera de concebir y gestionar la innovación dentro de la empresa. Al adoptar una visión más amplia y sistemática, las organizaciones pueden crear un ecosistema que no solo responde a los cambios, sino que los anticipa y los lidera. La innovación disruptiva no es meramente una táctica, sino una estrategia esencial y holística que puede conducir a una ventaja competitiva sostenible en un mundo caracterizado por cambios rápidos y, a menudo, imprevisibles. Este enfoque integral asegura que la innovación sea no solo un motor de crecimiento temporal, sino un pilar fundamental de la adaptación y el éxito continuo.