>

Blogs

Samuel TRIGUERO

Innovación en espiral

Diseño Organizacional para Innovar: Diseñando estructuras para el avance, no para la cómoda inmovilidad

Diseñe sus estructuras para el avance, no para la mera perpetuación del estado actual, por confortable que este sea.

En el dinámico contexto contemporáneo, donde la innovación trasciende la mera opción para erigirse como un imperativo de supervivencia –un mantra repetido con frecuencia en los círculos directivos–, numerosas organizaciones se enfrentan a una aparente contradicción, ciertamente curiosa: manifiestan una vocación por innovar, mientras operan bajo esquemas estructurales concebidos, quizás con una lógica impecable en su momento, para la gestión de lo conocido, lo repetible y lo estable. Esta situación es análoga a pretender atravesar un terreno inhóspito con un vehículo de alta competición; un ejercicio de optimismo, considerando que, pese a su potencia, no está diseñado para dicho entorno. La estructura organizativa, si no se adapta de manera proactiva y con cierta agilidad mental, no solo resulta ineficaz, sino que puede transformarse, casi imperceptiblemente, en un freno activo para la innovación.

La Relevancia de la Estructura:

Durante un periodo considerable, el diseño organizacional –otrora considerado un arte de precisión casi matemática– se ha enfocado en la consecución de eficiencia, control y consistencia. No obstante, la innovación, esa disciplina algo más esquiva, demanda atributos opuestos: exploración, adaptabilidad y una colaboración interdisciplinar que, en ocasiones, desafía los organigramas más pulcramente dibujados. La norma ISO 56002, referente de utilidad para quienes buscan sistematizar lo aparentemente caótico, establece con claridad que la innovación requiere estructuras específicas, alineadas con la estrategia general y gestionadas con una autonomía táctica que no siempre es sencilla de conceder.

En este punto, adquieren protagonismo las denominadas estructuras flexibles: mecanismos organizativos diseñados no tanto para sustituir las configuraciones existentes (lo cual podría generar cierta inquietud), sino para complementarlas de forma estratégica. Se trata de capas transversales que facilitan la experimentación, la conexión de conocimientos y la transformación de estos en valor; un proceso alquímico no exento de desafíos. No constituyen elementos ornamentales dentro de la organización, sino infraestructuras fundamentales para la navegación en entornos complejos, donde la brújula tradicional podría no ser suficiente.

Cuatro Estructuras Fundamentales para la Promoción Efectiva de la Innovación:

A partir del análisis de la documentación pertinente y la observación de la praxis empresarial, es posible identificar cuatro tipos de estructuras organizativas críticas para la activación de la innovación:

Unidades de Gestión de la Innovación (UGIs):

El Componente Estratégico Central (y necesario guardián de las buenas intenciones).

Estas unidades operan como una interfaz estratégica entre la alta dirección y los equipos operativos. Su función principal es articular la vigilancia einteligencia (para evitar sorpresas estratégicas), la gestión de carteras de proyectos de innovación (intentando equilibrar audacia y recursos), la transferencia de conocimiento (ese bien tan volátil) y el fomento de una cultura proclive a la innovación (un objetivo siempre en construcción).

  • Ventajas destacadas:
  • Alineación con los objetivos estratégicos de la organización (o, al menos, un esfuerzo consciente hacia ella).
  • Gestión sistémica de carteras de proyectos y asignación de recursos (con la esperanza de optimizar su uso).
  • Vinculación con marcos de referencia establecidos, como ISO 56002 y UNE 166002 (que aportan un bienvenido sentido del orden).
  • Analogía: Las UGIs pueden compararse con la torre de control de un aeropuerto; no ejecutan directamente los proyectos (vuelos), pero aseguran, o al menos supervisan diligentemente, que cada iniciativa innovadora se desarrolle y concluya satisfactoriamente, evitando que las ideas más brillantes permanezcan solo en el papel.

Comunidades de Práctica (CoP):

La Dinamización del Conocimiento Organizacional (cuando la serendipia se organiza un poco).

Estas comunidades surgen, en ocasiones de manera orgánica, a partir de la práctica compartida y el aprendizaje colectivo. Constituyen espacios donde el conocimiento tácito, ese tesoro a menudo subestimado, se explicita y se transforma en un activo organizacional valioso.

  • Ventajas destacadas:
  • Promueven la transferencia de conocimientos y experiencias entre distintas áreas funcionales (un antídoto contra los silos).
  • Fortalecen la cultura de colaboración interna (un bien intangible pero poderoso).
  • Incrementan la capacidad de aprendizaje de la organización en su conjunto (si se “cultivan” adecuadamente).
  • Ejemplo: La empresa brasileña del sector energético, Elektro, implementó Comunidades de Práctica, observando una reducción en la repetición de trabajos y un aumento en la eficiencia operativa. Un caso donde la gestión del conocimiento parece haber rendido frutos tangibles.

Comunidades de Aprendizaje (CoA):

Entidades para la Co-creación de Conocimiento Innovador (donde se aspira a la chispa creativa).

A diferencia de las CoP, enfocadas en el intercambio de prácticas existentes, las CoA persiguen la co-creación deliberada de conocimiento nuevo y, si es posible, potencialmente disruptivo. Operan mediante la aplicación de metodologías como el design thinking, el aprendizaje dialógico y el world-building (conceptos que suenan, cuanto menos, prometedores).

  • Ventajas destacadas:
  • Potencial para incrementar la capacidad de innovación de una organización hasta en un 40% (una cifra que invita al optimismo y a la acción).
  • Integración con plataformas tecnológicas que facilitan la ideación y la colaboración (e.g., Innosabi, IdeaScale), herramientas que pueden canalizar el entusiasmo.
  • Utilización de indicadores avanzados para la medición de resultados, tales como el SROI (Social Return on Investment) y los TRL (Technology Readiness Levels).
  • Analogía: Una CoA funciona como un laboratorio social y creativo donde la experimentación sistemática es un componente fundamental de su operatividad, asumiendo que el error es parte del proceso.

Equipos de Proyectos de Innovación (EdPI):

Unidades de Ejecución Ágil (la caballería ligera de la innovación).

Estos equipos se caracterizan por ser células ágiles, de carácter temporal, y composición multidisciplinar. Su objetivo principal es materializar ideas en acciones concretas mediante ciclos iterativos de diseño, prototipado y validación, buscando resultados en tiempos que desafían la norma corporativa.

  • Ventajas destacadas:
  • Posibilidad de reducir el tiempo de llegada al mercado (time-to-market) en aproximadamente un 40% (una promesa atractiva en entornos competitivos).
  • Aplicación de metodologías ágiles reconocidas (e.g., Scrum, SAFe, Scrumban), que ofrecen un marco para la velocidad.
  • Evaluación basada en el impacto real y medible (e.g., OKRs, ROI de la innovación), más allá de las horas invertidas.
  • Ejemplo de referencia: Spotify organiza sus EdPIs en squads, los cuales desarrollan productos mínimos viables (MVPs) en periodos de tiempo que, para muchas organizaciones, resultarían envidiablemente cortos.

Inexistencia de un Modelo Universal:

La presunción de que existe un modelo estructural universalmente aplicable para la innovación es un error conceptual, a menudo fruto de una simplificación excesiva. El contexto organizacional es determinante.

La adopción acrítica de modelos externos (“copia y pega”), por muy exitosos que hayan sido en otros lares, raramente produce resultados óptimos y puede conducir a una elegante frustración. Cada estructura debe ser diseñada “ad hoc”, considerando la cultura organizacional (ese ente complejo y a veces esquivo), los recursos disponibles (siempre limitados), el grado de madurez en la gestión de la innovación y los objetivos estratégicos perseguidos.

Entre los modelos organizacionales que han demostrado cierta eficacia, se encuentran:

  • Modelos Centralizados: Adecuados para mantener el enfoque y un cierto grado de control sobre las iniciativas, cuando la dispersión es un riesgo.
  • Modelos Hub-and-Spoke (radial): Ofrecen un equilibrio, a veces delicado, entre la coordinación centralizada y la autonomía operativa de las unidades periféricas.
  • Modelos Distribuidos (en red): Presentan una alta capacidad de adaptación en entornos caracterizados por su complejidad y volatilidad, donde la agilidad prima.
  • Squads y Task Forces (equipos de tarea): Idóneos para abordar desafíos específicos que requieren una alta intensidad creativa en periodos acotados; una suerte de “equipos de operaciones especiales”.

Consecuencias de la Inacción en el Rediseño Estructural:

Omitir la necesidad de rediseñar las estructuras organizativas para fomentar la innovación representa un error estratégico significativo, cuyas consecuencias no suelen tardar en manifestarse. Diversos estudios, y la propia experiencia empresarial, indican que las organizaciones que no adaptan su arquitectura enfrentan desafíos como:

  • Una baja tasa de conversión de ideas en productos o servicios comercializables (el temido “valle de la muerte” de la innovación).
  • Niveles elevados de frustración entre el personal con potencial innovador (cuyo talento podría buscar pastos más verdes).
  • Tiempos de desarrollo y aprobación de proyectos excesivamente prolongados (la burocracia como deporte de riesgo para las ideas).
  • Culturas organizacionales con una marcada, y a veces numantina, resistencia al cambio.

Adicionalmente, la mera réplica de estructuras sin una adaptación rigurosa puede interpretarse, con cierta benevolencia, como una manifestación de inercia intelectual o de una comprensión sistémica deficiente. La innovación exige un análisis exhaustivo del entorno antes de proceder a la implementación de soluciones; no basta con cambiar los nombres en el organigrama.

Recomendaciones para Iniciar el Proceso de Transformación Estructural (un pequeño empujón)

A continuación, se proponen algunas directrices para acometer este proceso, con la debida cautela y determinación:

  1. ✅ Evalúe su Estructura Actual (con honestidad brutal, pero constructiva): Determine su idoneidad para gestionar la ambigüedad y el aprendizaje derivado de posibles fracasos (que, en innovación, no son tan infrecuentes).
  2. ✅ Identifique sus Desafíos y Capacidades (sin autoengaños): El diseño estructural debe estar alineado con los objetivos que se pretenden alcanzar y los recursos realmente disponibles, no con una lista de deseos.
  3. ✅ Establezca Mecanismos de Gobernanza Claros (pero no petrificantes): Asegure la coordinación efectiva y la rendición de cuentas (accountability) sin incurrir en una burocratización que ahogue la iniciativa.
  4. ✅ Integre Indicadores de Valor Comprensivos (más allá del sacrosanto ROI inmediato): Considere métricas que reflejen no solo el retorno financiero, sino también el desarrollo cultural y el aprendizaje organizacional, activos de gran valor a largo plazo.
  5. ✅ Prototipe la Nueva Estructura (con espíritu experimental): Comience con implementaciones a pequeña escala, evalúe los resultados y realice ajustes iterativos. La perfección inicial es una quimera.

Conclusión: La Innovación como Resultado del Diseño Organizacional Intencionado

La innovación no es un fenómeno espontáneo, aunque a veces pueda parecerlo desde fuera, sino el resultado de un diseño organizativo deliberado que le proporciona estructura, dirección y los recursos necesarios. El objetivo no es, necesariamente, descartar las estructuras existentes (que suelen tener su razón de ser), sino complementarlas estratégicamente con nuevas capacidades y flexibilidades.

Cada organización debe identificar un equilibrio óptimo –un arte en sí mismo– entre el control necesario y la creatividad deseable, la estructura que da soporte y la fluidez que permite explorar, la eficiencia operativa actual y la exploración de futuras oportunidades.

La innovación no se fundamenta en la casualidad, sino en un diseño organizativo con propósito, complementado, eso sí, por una dosis necesaria de determinación y, quizás, un poco de audacia bien entendida.

Cuestiones para la Reflexión:

  • Si su estructura actual fuese un personaje histórico, ¿sería un cauteloso burócrata o un audaz explorador? ¿Qué implicaciones tiene esto?
  • ¿Qué tipo de estructura flexible podría implementarse en su organización a corto plazo, incluso a modo de “experimento controlado”, antes de que la inercia se imponga?
  • ¿Cómo articularía un discurso convincente para alinear las estructuras de innovación con la estrategia global de su empresa, especialmente ante aquellos más escépticos?

Una organización que aspire a una innovación sostenida debe concebir su arquitectura de manera análoga al diseño de una ciudad del futuro: interconectada, resiliente, adaptable y enfocada en la generación de valor para sus stakeholders. Un ideal plausible, siempre que las estructuras no se conviertan en elaborados pretextos para la inacción, sino en el fundamento sobre el cual se construye, día a día, la innovación.

Temas

De la idea al proyecto, y del proyecto al resultado

Sobre el autor

Economista, apasionado por la innovación, y futbolista frustrado,... Entre nosotros, no encuentro nada más interesante que seguir aprendiendo,... En este blog quiero compartir enfoques y experiencias prácticas, no tanto sobre innovaciones, sino sobre cómo innovar.


junio 2025
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
30