>

Blogs

Mitxel Ezquiaga

¡Ke paren la rotativa!

La fiesta secreta de David Bowie en Igeldo

 

No hubo sexo, nadie recuerda drogas y justo sonó un poco de rock&roll. Sucedió en una villa de Igeldo y es una de esas leyendas urbanas (con base real) que ha trascendido de generación en generación. Por cierto, que dejen de leer los tomateros: fue hace quince años.

Pero empecemos por el principio. David Bowie vuelve a sacar un disco. La aparición de su primera canción como adelanto ha circulado estos días como una revelación entre sus seguidores, quizás porque Bowie, más que un músico, pronto se convirtió en leyenda. En marzo saldrá el disco completo y los agoreros aseguran ya, citando al entorno del cantante, que no habrá gira de acompañamiento. Quizás por eso quienes la noche de este sábado llenaron el teatro Principal de Donostia en un ‘revival’ del mejor Bowie festejaron ese recital como un vivo homenaje a la nostalgia (véase aquí).

Bowie actuó en San Sebastián  en julio de 1997 en un Velódromo de Anoeta que no terminó de llenar: apenas 5.000 personas asistieron a aquel concierto. El músico llegó por la tarde desde Zaragoza, donde había actuado la víspera, hizo una breve prueba de sonido y descansó hasta la hora del concierto.

Fue un intenso recital , que sus fans locales recuerdan potente (“un repaso al conjunto de su carrera”)  aunque también hubo quien se sintió «frustrado» porque aquel Bowie que salió a escena, de estética con un puntito marbellí (véase la foto de la izquierda del compañero Lusa), poco tenía que ver con el idealizado en su tocadiscos. Los cronometradores del rock certificaron que el concierto donostiarra duró un cuarto de hora menos que en Zaragoza.  Y eso duele en el corazoncito ñoñostiarra, ¿eh?

Pero lo curioso fue el post-concierto, una supuesta fiesta que también entonces se convirtió en leyenda urbana y que hoy, quince años después, relativizan sus propios protagonistas.
Telefoneo a Isabel Azkarate, la estupenda fotógrafa. ¡Cuéntame la mítica fiesta donostiarra de Bowie!, le pido. «¡Pero si fue algo muy discreto!», responde. «El músico era amigo del pintor Julian Schnabel. Después del concierto Bowie quiso ir a la villa de Julian en Igeldo para ver sus últimos trabajos. Fuimos un grupo de amigos, entre los que estaba Juan Cruz Unzurrunzaga, nos hicimos unas fotos y tomamos algo, puede que fuera txakoli».

Unos cuantos ‘divinos’ donostiarras asistieron a aquella fiesta cultureta. Pero Bowie se retiró pronto para seguir su ‘tour’: la mañana siguiente voló de Hondarribia a Madrid y de ahí a Londres. Dejaba detrás un San Sebastián por donde corrieron rumores sobre una ‘fiesta secreta en Igeldo’ que, a tenor a la memoria de quienes la vivieron, no fue para tanto… Qué pena: el glam volvió a pasar de largo por la recoleta Easo.

  Años después, en 2001, en uno de los ‘guateques de promoción’ que el Festival de Cine de San Sebastián montaba en la casa de Schnabel en Manhattan, Bowie y su mujer Iman se acercaron para apoyar el Zinemaldi. “Claro que me acuerdo de San Sebastián, me encantaría volver”, dicen que dijo Bowie en esa vieja factoría de Manhattan reconvertida en casa de Schnabel (en la foto, el cantante con su esposa Iman, el propio pintor y Mikel Olaciregui, director entonces del certamen donostiarra).

Sí, en marzo sale el disco, tras una década de silencio. Los militantes del bowismo y del optimismo confían en que habrá gira. Y aseguran que un concierto en San Sebastián cerraría el círculo.

¿Estuviste tu en aquel concierto en Anoeta en 1997? Cuéntanoslo, venga. Y así hacemos tiempo hasta que saga el disco…

P.d. Para muchos, entre los que me encuentro, Bowie, más que un cantante, fue un local: el bar de la calle San Bartolomé donde hubo tantos conciertos. Qué tiempo tan feliz…

 

La vida, nada más

Sobre el autor

Curioso. Periodista de El Diario Vasco. Presento 'Keridos Monstruos' en Teledonosti. Ñoñostiarra, ma non troppo: hay vida más allá de la barandilla. O así


enero 2013
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031