En ese sano ‘topicódromo’ que es ‘Ocho apellidos vascos’, hay uno que ha pasado más desapercibido en medio de las carcajadas que despierta la desmitificación patriotera: el retrato de la mujer vasca-vasca que compone la madrileña Clara Lago, demasiado guapa toda la película como borde irredenta. En realidad, los guionistas no han inventado nada: bajo […]