“Ha pasado tiempo desde aquello, cuando te diagnostican una enfermedad con nombre de sentencia fatal y aquí estoy con una mezcla de dolor y rabia.
   Dolor por todas las veces que lloré cuando salía de las malditas sesiones de quimioterapia aunque alucinaba de que hubiera mujeres que mientras recibían “la quimio” estuvieran leyendo un libro cual sala de espera de un médico. Mierda, mierda,¿ quién puede aguantar esto?.
   Dolor cuando se te cae tu pelo a jirones y te vas corriendo a comprarte una peluca porque eso de ir con un pañuelo en la cabeza era como ir pregonándolo a los cuatro vientos y una no estaba ni para asimilar lo que pasaba como para que lo supiera todo el mundo.¡Qué guapa estás con tu nuevo look! Pues nada, a tener humor negro y a sonreir que maldita la gracia que te hace… 
   Qué valientes somos las mujeres, qué arrestos le echamos a la vida cuando se nos cae todo encima. Que miraba a mis hijos y sólo quería seguir viviendo para verles crecer.
   Porque sí, la muerte se te aparece en todas sus caras y todas son sombrías. Y es sombría la reacción de ciertas personas que esperan de ti que te comportes con entereza y buen ánimo, como si una no tuviera derecho a derrumbarse y llorar de amargura.
   Y rabia de querer hablar con el psicólogo del centro médico y no encontrar un consuelo ni una sonrisa sino una persona gris y apática. Como cuando le dices a tu médico que tienes miedo a morir y te contesta que él se tranquiliza pensando que ahora se muere sin dolor. ¡Mierda!, con perdón.
   Y eso que dicen de que “el cáncer cambió mi vida”, pues oiga, la mía la cambió a peor, que yo no necesitaba de esa enfermedad para darme cuenta de nada, que yo disfrutaba de lo que tenía, o eso creía yo…
   Y otra cosa, muy pero que muy importante: no me lo han quitado, pero casi no tengo pecho y estoy tan plana como una niña de 5 años. Y ves que tooooodas las mujeres de la tele son pechugonas y que te pones sujetador con relleno porque, si no, te miran por la calle. Eso sí da rabia, sí.
   O sea que ahora miro los pechos de las mujeres con cierta envidia, no lo puedo evitar, se me va la mirada, pero me digo que soy mujer por mucho más que por tener pecho, les aseguro que por mucho más.”  

   Este testimonio creo que es suficientemente gráfico de la vivencia de tantas mujeres que han vivido un cáncer. Lo demás lo dejo a vuestros comentarios.

Seguiremos…Belén Casado Mendiluce