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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

El semáforo interior

 


  Si te cuesta dejarte sentir o no sabes bien cómo se hace eso, prepárate para una clase de conducción interior. Vas a aprender a identificar tus sentimientos con el único requisito de que seas tú quien lleve el coche y puedas disponer de un poco de tiempo para aprender.


   Todos llevamos en nuestro interior una especie de semáforo, con sus tres colores: verde, amarillo y rojo. El semáforo está ahí para darnos información importante sobre lo que ocurre a nuestro alrededor y sobre cómo nos sentimos.


   Sólo hace falta que mires las señales porque están ahí y que hagas caso de lo que te dicen. ¡No vale mirar para otro lado y hacer como si no existieran! Hay que prestarles atención porque es de vital importancia para ti – te va la vida en ello-.


 -¿Qué pasa cuando tienes el semáforo interior en verde?
   Si conduces, sabes que el verde significa que tienes vía libre, puedes continuar tu marcha con tranquilidad porque no hay nada que te obstaculice.
   A nivel interno, el verde indica que estás relajado donde estás, te sientes cómodo con las personas que estás hablando o lo que haces ahora te proporciona bienestar: ¡vía libre! Puedes seguir como estás porque tu cuerpo te da una sensación placentera y de que todo fluye.


 – ¿Qué ocurre con el semáforo en amarillo? 
  
Si vas en coche, sabes que tienes que reducir la velocidad, aminorar la marcha porque pueden surgir obstáculos en tu camino con los que tener cuidado. Se te agudiza la atención porque el semáforo te avisa de un posible peligro.


   A nivel interior, el amarillo te dice que esa persona con la que hablas te produce algún malestar en el cuerpo que igual todavía no puedes identificar pero que te desasosiega y te deja intranquilo. O que ese grupo en el que te encuentras te incomoda y no estás a gusto.
   Importante: la señal te avisa de algo a lo que tienes que prestar atención e incluso requiere una respuesta por tu parte. ¿Qué hacer?


 
   Si haces caso a lo que sientes, a la señal, te darás cuenta de que prefieres marcharte antes a tu casa porque en ese grupo no paran discutir de política o que esa persona no es la adecuada para iniciar una relación de pareja ya que tiene mal carácter.


 
  
Acuérdate: las señales están ahí para que las mires y les hagas caso. No te quieras convencer de que desaparecerán o de que tú las harás cambiar. Es obvio que están ahí y seguirán ahí aunque tú no las quieras ver.


 
   -Semáforo en rojo. ¡Cuidado!
   Si no has hecho caso al semáforo amarillo, tienes altas probabilidades de que…te la pegues. No has ido reduciendo la marcha ni prestado atención al camino y has seguido como si nada. Te expones a ti y a los de tu alrededor a un accidente.


 
   A nivel interior, si sigues con esa persona que te hace daño puedes acabar desquiciada, con los nervios en punta…o enferma. No has hecho caso a las señales de tu cuerpo, a tus sentimientos y te quieres convencer con la cabeza de que las cosas cambiarán o que no son tan malas como pintan.
 


   Llegados a este punto, para arreglar esta situación hará falta un cambio radical. Llevas tanto tiempo ignorando las señales que sólo cabe una ruptura total (dejar a la pareja o a la cuadrilla de siempre) con lo que te provocaba sufrimiento, no caben medias tintas ni paños calientes. Necesitas un buen tiempo a solas en el taller de reparaciones…

   Todos podemos ir aprendiendo a identificar el semáforo amarillo en nuestra vida e ir tomando medidas para hacer caso a lo que sentimos.


   Tus sentimientos son la mejor guía en tu caminar. Recuerda que sólo hace falta que seas tú quien conduzca el coche y un poco de tiempo para parar.

Seguiremos…Belén Casado Mendiluce


Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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