“¿Para qué quiero ser consciente de lo que me pasa? Que sí, que ya sé que cuando tengo mal cuerpo me lleno de comida o me voy a comprarme algo, lo que sea, no importa si lo necesito o no, sino que es como un regalo que me hago a mí misma. Que tengo ganas de darme un gusto, tenerme en cuenta, sentirme especial ¿Por qué voy a cambiar eso? Parece que hay que negativizarlo todo cuando no hago daño a nadie y mucha gente hace lo mismo que yo, o sea que no debo ser tan rara cuando siempre están las tiendas llenas. También tengo amigas que me cuentan sus viajes y siempre tienen el próximo en mente aunque acaben de volver de uno, vamos, me parece a mí que son como yo con la ropa pero con viajes. Pero sí que me dura poco la satisfacción de lo que compro, incluso me he pillado despertándome por la mañana pensando: ¿qué me quiero comprar? Quiero llenarme de algo pero por mucho que compre no consigo que se llene el agujero que siento, aunque tenga el frigorífico lleno y ande mirando a dónde ir el próximo puente. Me gustaría parar el carro, como se dice, pero no sé muy bien cómo, porque cuando me siento triste o agobiada ¿a qué recurro? Necesito, urgentemente, darme cariño a mí misma pero desde dentro, porque los regalos que me hago no me sirven y sigo sintiendo el maldito agujero una y otra vez ¿Cómo se hace eso? Tengo una pareja a la que quiero pero creo que, cada vez más, ella me quiere menos a mí, o sea que no soy muy feliz, ahora lo pienso. A veces, tengo tanto miedo al cambio que me da hasta pánico y salgo corriendo a comprar. Creo que me resulta más cómodo seguir como estoy porque, me repito, no hago daño a nadie”
Este testimonio ficticio revela un engaño, ya que el primer daño que uno se hace es a sí mismo, cuando nos cuesta parar y dejar sentir lo que nos pasa. Y la insatisfacción sigue estando ahí, llamándonos a la puerta para que le hagamos caso, por mucho que mire para otro lado.
Parémonos, es posible sentirnos mejor con nosotros mismos, querernos desde dentro sin que necesitemos depender de nada aunque cultivemos relaciones que nos enriquezcan. Sólo se nos pide sentir la necesidad de cambiar y de vivir de otra manera.
Caminaremos…Belén Casado Mendiluze /belencasado@terra.es