Vamos a hablar sobre tres tipos diferentes de mentira, que tienen distintas repercusiones para la persona y su entorno. Veamos cuáles son.
1ª- Mentira conocida comúnmente como “piadosa”
Es la más frecuente y la más practicada. Se utiliza cuando no se quiere herir a los demás porque decir la verdad puede resultar incómodo o molesto: ¿” Te has comido todo el plato que te he hecho?” –“Si, si, estaba muy bueno” (cuando era incomestible). No hay intención de hacer daño al otro, sino ser diplomático cuando la relación exige cuidar las formas y ser educado.
2ª- Mentira por falta de confianza o por libre elección
Se da cuando ocultamos información o mentimos sobre algún aspecto personal de nuestra vida que no deseamos compartir con la otra persona porque deseamos preservar nuestra intimidad. No tenemos suficiente confianza con el otro o, simplemente, es una información que consideramos que pertenece a nuestro ámbito privado exclusivamente. No queremos dar explicaciones ni tampoco justificarnos de nuestras decisiones. Tenemos derecho a esta mentira en la medida en que decidimos lo que queremos compartir y lo que no. “¿En qué trabaja tu novio?” –“Es administrativo” (cuando es barrendero).
3ª- Mentira dañina
Es la mentira más difícil de detectar y la que más daño hace en las relaciones. La persona que miente cuenta una falsedad de ella misma porque quiere dar una imagen de sí determinada a los demás. El mecanismo básico es el siguiente: a base de repetirse las propias historias inventadas, te las acabas creyendo como si fueran verdad, construyendo una “realidad” paralela que para nada se ajusta a la auténtica realidad. Este mundo irreal acaba contaminando toda la personalidad del mentiroso, de manera que resulta difícil distinguir lo que es cierto de lo que no. Este tipo de mentira es como una bola de nieve que crece en progresión geométrica: una vez que se miente hay que mantener esas mentiras con otras mayores; es como el que estafa a Hacienda, que tiene que seguir con estafas mayores para no descubrir la primera. En algún momento, si se conoce a esa persona, se descubren las lagunas en esa realidad ficticia y el que miente es pillado en su propia mentira, aunque se defenderá rápidamente porque son hábiles manipuladores en las relaciones sociales. Cuidado con estos mentirosos compulsivos porque generan relaciones destructivas a su alrededor…y de los que es mejor alejarse.
Y del que miente conscientemente para hacer daño a los demás…mejor no hablar.
Caminaremos…Belén Casado Mendiluce