“¿Cómo puedo alcanzar la liberación?

“Intenta descubrir quién te tiene atado”, respondió el Maestro.

El discípulo regresó al cabo de una semana y dijo: “Nadie me tiene atado”

“Entonces, ¿por qué pides ser liberado?”

Este fue el momento de iluminación para el discípulo, que de pronto quedó libre.

Cuántas veces nos decimos: “si tuviera una pareja distinta, sería feliz”, “si mi familia fuera diferente, estaría mejor”, “si tuviera otros amigos, disfrutaría más”, y vamos sembrando nuestro camino de “culpables” que nos impiden, según creemos, estar a gusto con nosotros mismos y con nuestra vida. No existe ningún culpable en nuestra vida.

Si nadie te tiene atado, significa que nadie externo a ti es el responsable de tu bienestar o malestar general, nadie puede determinar más que tú mismo el cómo te sientas porque tus sentimientos son tuyos. Los demás con sus comportamientos pueden hacerte “saltar chispas”, como cuando te enfadas cuando algo te parece injusto, pero no determina el que entres en una depresión, por ej.

Nadie tiene la suficiente fuerza como para mantenernos atados bajo el yugo de la dominación, de la indiferencia o de la falta de cariño, si nosotros no lo permitimos, claro. Para eso, para no permitirlo, también hay que estar atentos porque es tan fácil dejarse llevar… y acabar tomando por normal lo que no lo es, por miedo.

Las ataduras siempre son internas y tienen que ver con el miedo: miedo a estar solo, miedo a no ser competente en el trabajo, miedo al qué dirán…Por esos miedos nos atamos a otras personas o situaciones que nos esclavizan y no nos hacen sentirnos libres. Relaciones de pareja que nos hacen morir en vida, dependencia a la comida o a las compras para satisfacernos momentáneamente, no parar de tener el tiempo ocupado para no sentir…

Si tú buscas sentirte más libre interiormente, date cuenta de lo que no eres tú. Vete quitando las sucesivas capas de cebolla de tu personalidad para irte encontrando con la verdad de ti más simple y desnuda, aunque duela, como duele irse desprendiendo de todo aquello a lo que uno se había aferrado como una lapa. Las cadenas y los grilletes se los pone uno a sí mismo… y también uno se los puede quitar.

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

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