Todos actuamos movidos por la necesidad, consciente o no, que sentimos en cada momento, como la necesidad de pasear, de no estar solo o de hablar.
No entro a valorar si somos egoístas haciendo caso a las ganas de quedar con alguien cuando habitualmente no lo hacemos, por ej. Ese amigo puede rechazar nuestra invitación porque, a su vez, no le apetece, otra forma de decir que no lo necesita. La vida nos muestra las cosas como son.
Podemos necesitar estar con unas personas y con otras no, quedar con mucha gente o ir a visitar a nuestro padre en vez de estar con amigos; y todo esto puede que lo hagamos de manera espontánea, sin pensarlo mucho, pero satisfaciendo la necesidad de que me dejen tranquilo, de que me hagan reír o de tener el tiempo ocupado, aunque no sea consciente de ello.
Y todas las necesidades son legítimas porque responden a lo que quiere la persona para sí en el momento presente. No significa mala intención sino que uno prefiere que le dejen en paz a su aire que cumplir con expectativas ajenas.
Por eso, nada se puede forzar. Se puede comentar que uno desearía que le llamaran más a menudo o que contaran más con él, pero si no se da luego de manera natural, es mejor aprender a asimilar la realidad como es.
¿Es esto egoísmo? ¿Es utilización por interés o conveniencia? Si así fuera, que puede ocurrir, ya se encargará la vida de ponernos en la misma situación que nosotros hayamos creado. Si antes contábamos con alguien cuando nos interesaba, nos harán ahora lo mismo a nosotros. Es así de sencillo.
Puede que nos demos cuenta o no de nuestras actitudes, de cómo repercuten en los demás dificultando nuestras relaciones, pero hasta que no nos veamos obligados por nuestra necesidad -tener relación familiar o planes el fin de semana – de cambiar, no lo haremos. Cambiamos por nosotros, no por los demás.
Y cuando nos decimos que deberíamos cambiar tal aspecto de nuestra personalidad y nos damos cuenta de que seguimos igual que antes, entonces esa necesidad no la sentimos realmente sino que es un dictado de nuestra cabeza, por eso no cambiamos.
Aunque parezca simple, creo que es bueno dejar a cada persona en paz. Los cuestionamientos entre personas son válidos cuando uno siente la inquietud, se plantea algo y desde ahí se está abierto a aprender. Pero es muy difícil cambiar si te cuestionan los demás pero uno mismo no.
Caminamos…Belén Casado Mendiluze