Sabemos que habitualmente surgen problemas y conflictos que no dependen de nosotros: complicaciones en el trabajo, personas que tienen mal carácter… pero puedes no contaminar tu mente de negatividad.

Levántate por la mañana con la actitud de no dejar que los problemas se queden dando vueltas en tu cabeza; simplemente te das cuenta de ti y de la realidad (sentimientos de soledad que antes no sentías, relaciones de amistad que cambian…) o de lo que hay que resolver (sacar un trabajo adelante, arreglar un desaguisado…) y dejas de analizarte a ti y a los demás.

¿Que te han criticado a tus espaldas? Date cuenta de cómo es la persona que te ha criticado y …deja de pensar en ella. ¿Que te das cuenta de algo de tu personalidad que te gustaría cambiar? Si ya lo has observado, deja de hacer un análisis de tu forma de ser. ¿Que surgen problemas a la vuelta de vacaciones? Date cuenta de que los solucionarás de uno en uno y deja de recordártelos una y otra vez. Deja de analizar las situaciones hasta el infinito. Deja de estar pendiente de cómo son los demás y céntrate más en ti misma.

Imagínate que eres como un río que fluye con todo. En él pueden entrar residuos, pensamientos negativos, hojarasca, y así como los dejas entrar también permites que se vayan sin aferrarte a ellos. No te resistes a nada, sientes lo que te molesta e incomoda pero, una vez que te has dado cuenta de ello, lo dejas marchar y sigues fluyendo con lo que esté ahora en el presente.

Comienza el día tomando conciencia de que lo negativo que surja hoy no lo puedes evitar pero sí el que contamine tu espacio interior. Deja de hablar constantemente de los problemas incluso cogiendo el teléfono para repetir la misma historia, deja de alimentar con tus pensamientos el querer cambiar lo que de las personas no se puede cambiar, deja de intentar analizar mentalmente las situaciones para ver si encuentras alguna solución que no habías visto. El analizar las cosas no te va a aportar ninguna salida.

Comparte, verbaliza lo que necesites para desahogarte y liberarte de tensiones, pero luego pasa conscientemente a callar sobre lo negativo aunque no te salga nada más que decir ni de qué hablar. Es preferible estar en silencio que repetir historias que no van a ninguna parte y sólo echan leña al fuego.

Proponte, aunque sea en el día de hoy, hacer un canal en tu mente por el que pueda entrar lo negativo…y también salir, un espacio en el que todo pueda circular libremente pero nada se queda atascado ni retenido. Tal como entra sale y tal como observas las cosas las dejas que se vayan porque estás convencido …de que lo negativo no tiene nada que aportarte.

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

*Bienvenidos de nuevo a “La psicóloga en casa”. Un abrazo a todos los que me leen.