-Paciente (P): Buenos días, Belén. He decidido venir a verte porque no sé qué hacer con mi matrimonio. Llevo 20 años casada y mi marido y yo cada vez compartimos menos cosas. No puedo decir que sea una mala convivencia, no hay gritos ni esos malos tratos que se ven por ahí, pero me da la sensación de que no tenemos nada que decirnos. Me he acomodado pero no me veo viviendo toda una vida tan gris como la que tengo.
-Terapeuta (T): En estos momentos, ¿Qué es gris en tu vida?
-P: No tenemos ilusión de estar juntos. Ha llegado un punto en que me da igual verle que no, ya que no hablamos de casi nada. Comemos en silencio y sólo comentamos algo de los hijos, que van a su aire. El sale con sus amigos y yo con las mías y cada vez más tengo la sensación de que somos dos personas que compartimos piso, sólo eso. Te podrás imaginar que no tenemos desde hace tiempo relaciones sexuales porque a ninguno de los dos nos apetece. Las vacaciones son un suplicio porque no sabemos qué hacer tanto tiempo juntos, discutimos más y estoy deseando volver a casa a mi vida normal.
-T: Por lo que cuentas, no compartís una vida en común y eso, lógicamente, no es satisfactorio para ti. Estás sintiendo que no quieres estar toda tu vida de la misma manera y es importante que hagas caso a lo que sientes. ¿Cómo te gustaría vivir tu vida?
-P: Con ilusión. No quiero acabar como amigas que conozco que están con el marido por estar. El no es mala persona, pero no tiene conversación y le cuesta hablar de sentimientos. Sé que siempre ha sido así y no pretendo cambiarle. Quizás soy yo la que he cambiado y ahora quiero sentirme viva al lado de alguien. Quiero hacer cosas juntos y disfrutar de compartirlas, pero sé que con él no puede ser. No le quiero culpar de nada pero yo quiero otra cosa.
-T: Te das cuenta de que has cambiado y te sientes con otra vitalidad y ganas de vivir. Te aconsejaría que hablaras con sinceridad con tu marido para que sepáis ambos cómo os sentís. Creo que tenéis necesidades diferentes y que estáis llevando vidas separadas con pocos puntos en común. Me ha llamado la atención que no me has hablado de lo que sientes hacia tu marido, y eso indica un gran distanciamiento afectivo.
-P: Sinceramente, aunque me resulte duro decirlo, no le quiero. Es el padre de mis hijos y eso tiene un valor, pero como hombre no se me mueve nada estando con él. Está llegando un punto, con el paso del tiempo, en que estar a su lado me resulta insoportable y no quiero llegar a sentir eso con él.
-T: Ese sentimiento es debido a que no has dado salida a lo que se viene despertando dentro de ti y la presencia de tu marido te empieza a resultar aversiva. Habla con él lo que te pasa e iremos viendo por el camino qué necesitas para sentirte mejor contigo misma, procurando dar pasos con el menor daño posible.
-P: Voy a hablarle con tranquilidad porque necesito hacer algo con lo que siento. No quiero hacerle daño pero no puedo renunciar a mis deseos de otro tipo de vida. Gracias, Belén, por ayudarme a dar valor a lo que siento. Ya te contaré cómo me han ido las cosas la próxima vez que nos veamos.
-T: Me alegro haberte ayudado a aclararte. Hasta la próxima consulta.
*Este consultorio es una recreación ficticia de una sesión de terapia, que no responde a ningún paciente concreto.
Caminamos…Belén Casado Mendiluze