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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

En San Valentín, alégrate de saber amar

 

Ven a celebrar conmigo el que sientas ganas de amar, así de sencillo. Alégrate de querer dar tu compañía, tu conversación o tu escucha sin llevar la cuenta de cuándo te toca a ti recibir, sin medir si das justo el 50% estipulado en la relación, sin pensar que das en compensación a lo que recibiste hace unos días. Das porque quieres dar, por el simple placer de hacerlo.

Alégrate de que amas con sentido común, el que te hace sentir que esa persona te demuestra con hechos su amor (“le quiero porque me siento bien a su lado”). Das amor sin tenerte que convencer que merece la pena amar -¡la pena no la merece nada!- al que tienes al lado, sino que tu bienestar junto a él es tu mejor razón. Si el amor se simbolizara con algo diferente a un corazón, sería como una enorme ventana por donde circula el aire y la luz, indispensables para vivir.

Alégrate de que amas sin pasar por encima de ti, sino contando contigo. Amas sin anularte a ti misma ni dejarte en segundo plano (“me gusta el plan que me ha propuesto, pero necesito descansar”) Amas desde la consciencia del que ve las cosas como son, no desde la inconsciencia del amor ciego (“le quiero pero también veo sus limitaciones”) Tu amor te permite estar tranquila sin vivirlo como una montaña rusa: ahora arriba, ahora abajo (“me gusta que estemos tranquilos, sin estar siempre en conflicto”)

Alégrate de que amas con la ilusión de aprender el uno del otro, porque estar al lado de quien quieres te hace ser mejor persona (“con esta amiga he aprendido a criticar menos a los demás”). Te pueden querer sin necesidad de hacerte llorar como tú puedes mejorar sin que te obliguen a cambiar. Basta que estés abierto a aprender y que tengas la suficiente flexibilidad y humildad para ello.

Alégrate de que amas y que nunca terminas de conocer a la persona que tienes al lado. Como tú puedes cambiar y encontrar nuevas inquietudes e intereses en la vida, así el otro puede desarrollar nuevas facetas de su personalidad (“he descubierto que me siento realizado en labores de voluntariado”). Si lo que sientes y vives va cambiando a lo largo de tu vida y lo vas compartiendo con el otro…es difícil caer en el aburrimiento.

Alégrate de que amas para COMPARTIR LA VIDA, aunque tengas que seguir tomando tus propias decisiones. El interés mutuo que os tenéis hace que sea un regalo poderos mostrar como cada uno es y que el otro lo valore.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

 belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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