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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Tus sentimientos son tuyos

 

Me dirijo a ti, que te gusta compartir con las personas cercanas lo que sientes en cada momento, que valoras las conversaciones íntimas y personales en la que expresas tus dudas, alegrías y tristezas. Que das importancia a los sentimientos por encima de las razones y explicaciones.

Seguro que te has sorprendido de ti mismo cuando aquello que sentías te ha acabado causando malestar, tú que te dejas guiar por lo que sientes como si fuera un faro en tu vida. Pero te has dado cuenta de que también tus sentimientos necesitan un tiempo y un silencio para aclararse, que no todo lo que sientes en el momento tiene validez.

Muchas veces te has observado diciendo lo que no querías decir, intimidades tuyas que preferías guardártelas para ti, pero que “se te escapaban” de tu boca como si tuvieran vida propia. Y entonces has pensado que, con quien te sientes a gusto, parece que tuvieras la obligación de contarlo todo. Creencia irracional que, más de una vez, te ha jugado malas pasadas.

Tus sentimientos son tuyos, te pertenecen a ti y no tienes la obligación de compartirlos aunque estés a gusto con la persona que te rodea. No te van a querer más por hacerlo ni tienes que demostrar a nadie que eres una persona sincera y de fiar. Se te conoce por los hechos, no por lo que cuentes de ti.

Tú no eres sólo lo que sientes en un momento dado. Tus sentimientos pueden cambiar, incluso a lo largo del día. ¿De qué fiarte, entonces? De lo que te deja poso, de lo que se mantiene dentro de ti como un sentimiento que vuelve, una y otra vez, más allá de que cambien las circunstancias.

Quieres, por ejemplo, ser comprensivo con el amigo que ha tenido un desaire contigo, y comprendes que estaba alterado para no tenérselo muy en cuenta. Pero, en otro momento, calmadas las circunstancias, te vuelve a tratar de la misma mala manera, y tu malestar vuelve a salir, a llamarte a la puerta para que le hagas caso. No puedes quitarle importancia mirando hacia otro lado.

Entonces, mira hacia tu sentimiento, con la mirada del que tiene los ojos abiertos a darse cuenta, escúchalo, como quien presta oído a quien tiene algo que contarte, y siéntelo, como sientes en tus tripas lo que te incomoda o proporciona placer. Sólo así honras tu persona teniéndote en cuenta.

¿Y cuándo será el momento adecuado para hablar? No esperes a tener la urgencia de hacerlo, porque eso será el indicador de que has aguantado demasiado y tus palabras puedan salir “a borbotones y alteradas”. Céntrate en estar tú tranquilo, y el momento apropiado se te presentará como si estuviera esperándote ahí para que lo tomes, porque está a tu favor.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

 belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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