-Paciente (P): Buenos días de nuevo, Belén. Hoy te quiero hablar de que he empezado a poner en práctica otra manera de relacionarme con mi hijo. Por un lado, le estoy empezando a perder el miedo a que se moleste conmigo y, por otro, me quejo cuando me trata mal. Me está resultando duro porque hay más enfrentamientos que antes en casa pero yo me siento mejor y creo que él se está empezando a dar cuenta de que ya no me puede tratar como le salga.
-Terapeuta (T): Es normal que, al principio, te resulte doloroso que haya más discusiones en casa pero es necesario que no te calles, que digas lo que te parece mal de tu hijo sin miedo a que se pueda molestar. Esta actitud tuya te va a hacer sentirte más libre y también le estás beneficiando a tu hijo.
-P: Sí. Creo que me empieza a tratar con más consideración y eso también es bueno para él. Ya te dije la otra consulta que yo pensaba que siendo un amigo de mi hijo podíamos llevarnos bien pero me doy cuenta de que no le hacía ningún favor, sino todo lo contrario. Ahora siento que me respeta más y tiene más en cuenta mi opinión.
-T: Hay personas que te dirían: “tú eres el dueño de tu casa”. Yo te digo: Tú eres el que has creado tu hogar”, con mejor o peor fortuna, como todo el mundo, pero tú eres el que formaste el hogar que tienes ahora y el que luchas todos los días por sacarlo adelante.
-P: (Se queda en silencio…) Me ha llegado mucho lo que me has dicho de que yo he creado mi hogar. Qué razón tienes. Tengo amigos que me decían: “dile a tu hijo que tu casa es tuya” y a mí, la verdad, no me gustaba la frase. Pero lo que me acabas de decir me encaja más. Yo decidí formar una familia y aunque me separé, quise tener un hijo para darle un hogar y sacarlo adelante.
-T: Es importante que recuperes el protagonismo en tu casa, que parecía que lo tenía más tu hijo que tú. Recuperar tu propio espacio en tu casa pasa por expresarte con libertad aunque ahora lo hagas, por falta de costumbre, con más rabia de la que antes te permitías sacar, pero nadie dice lo que le molesta con una sonrisa en la boca.
-P: Sí, es verdad. Me siento mucho mejor conmigo mismo cuando saco mi malestar aunque todavía me cueste enfadarme con mi hijo porque no estaba acostumbrado. Pero es un camino que veo que es para el bien de los dos. Estoy convencido de que tengo que seguir por ahí y me alegro de haberme dado cuenta. Nos vemos la próxima consulta.
-T: Yo también me alegro de que hayas empezado a actuar. Si mueves tú ficha, tu hijo también se recolocará en otro lugar. Vas por buen camino. Hasta pronto.
*Este Consultorio es una recreación ficticia que no responde a ningún paciente concreto.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce