-Paciente (P): Buenos días, Belén. Desde la última vez que estuve contigo he empezado a tener otra actitud con mi hijo. Cuando se porta conmigo de manera impositiva procuro en el momento no callarme y le digo: “no me gusta cómo me estás tratando”. Incluso, como me dijiste, me he enfadado alguna vez con él cuando estaba muy molesta. Luego, la verdad, es que no me sentí mal sino aliviada.
-Terapeuta (T): Me alegro de que expreses tu malestar cuando, además, te ayuda a sentirte mejor contigo misma. Eso significa que vas por el camino adecuado. Dime, ¿cómo reacciona tu hijo ante tu cambio de actitud?
-P: Pues, al principio, se quedó sorprendido porque no se esperaba que le contestase. Pero, luego, se quedaba pensativo con lo que le había dicho y alguna vez, me vino a pedir perdón después. Creo que la relación en casa ha mejorado porque tiene menos comportamientos conmigo de “aquí estoy yo”.
-T: Es muy positivo lo que comentas porque tu cambio de actitud le está ayudando a tu hijo a reaccionar y darse cuenta de lo que hace. Por otro lado, me acuerdo que me comentaste la vez pasada que te sentías culpable con respecto a tu hijo por vivencias pasadas y que andabas con tu hijo con “pies de plomo”, ¿cómo te sientes ahora?
-P: Me siento con menos sentimiento de culpa. Fíjate, que un día me senté con mi hijo y le dije: “Mira, yo ya te pedí perdón por lo que hice mal en el pasado y no vamos a estar removiendo las cosas acordándonos de lo que pasó. Es ahora cuando tenemos que llevarnos lo mejor que podamos, así que yo quiero decirte lo que siento cuando algo no me guste porque estoy mejor así.
-T: Muy bien por tu parte. Ese sentimiento de culpa te impedía estar en el presente y expresar lo que necesitabas. Me ha parecido muy importante lo que le has dicho a tu hijo porque se trata de vivir el aquí y el ahora y así poder sentirte libre para decir lo que sientas, sin cargas de culpas pasadas.
-P: Tienes razón. Es como si me hubiera quitado un peso de encima. Con eso no quiero tranquilizar mi conciencia, pero no me ayudaba nada el recordar lo que había hecho mal porque era como si me impidiese avanzar y expresarme como necesitara. Ahora me siento más libre y con menos miedo.
-T: Me alegro que te sientas así. Iremos viendo cómo te sigues sintiendo en la convivencia con tu hijo. E, incluso, cómo tu cambio de actitud te puede beneficiar en otras relaciones.
-P: Es verdad, porque estoy notando que con mis amistades también me expreso más. Gracias por tu ayuda, Belén, que me está sirviendo de mucho.
-T: Vas por buen camino. Animo y hasta pronto.
*Este consultorio es una recreación ficticia que no responde a ningún paciente concreto.
Podéis encontrar la 1ª parte en el siguiente enlace:
https://blogs.diariovasco.com/lapsicologaencasa/2013/04/08/mi-hijo-me-trata-de-manera-dominante/
Caminamos… Belén Casado Mendiluce