“He comenzado la andadura por mi propio Camino de Santiago. Me he dado cuenta de que no me hace falta irme a ningún lugar de España a recorrer caminos lejanos, y me he quedado aquí, donde vivo yo, sin moverme de mi sitio.
He tenido muchas experiencias en mi vida, en diferentes países y con diferentes personas; se podría decir que era un hombre de mundo, a quien nadie podía “tomar el pelo”.
¿Por qué he decidido cambiar? te preguntarás. La verdad es que tras quedarme sin trabajo después de muchos años en la misma empresa, me di cuenta de que yo no era imprescindible para nadie…excepto para mí mismo.
Fueron muchos meses, tras el paro, en los que me sentí tremendamente solo y el desánimo invadió mi espíritu. Ya no me sentía útil y empezaba a preguntarme qué hacía yo en este mundo. Preguntas que nunca antes me había hecho…quizás porque nunca antes me había parado. Aunque tengo que reconocer que, en el fondo, no acaba de satisfacerme la vida que llevaba, solo que no hacía caso a lo que sentía.
Amigos me decían: “Aprovecha y tómate un año sabático para viajar y relajarte”. Pero empezaba a estar harto de ir hacia fuera para volver de vacaciones al mismo punto de partida…y que nada cambiara.
Así que si el Camino de Santiago es camino de conocimiento interior, no necesito moverme de donde estoy. Curiosamente, ahora estoy sintiendo que “vuelvo a casa”, esa que tengo dentro de mí, de la que salí hace tiempo y de la que había perdido las llaves para volver a entrar.
Estoy aprendiendo a vivir solo…y a vivir lo que siento. A no asustarme de mis miedos ni de los pensamientos que pasan por mi cabeza. A estar ocupado si es lo que necesito y a parar si me doy cuenta que hago cosas porque estoy huyendo de mí.
Mis amigos me dicen que estoy fuera del mundo pero a mí me parece que era antes cuando vivía fuera… de mí mismo, como un sonámbulo satisfecho que cree que está despierto y vivo…pero que sigue durmiendo.
Estoy volviendo a casa, a mi casa interior. Ya nada está siendo como era antes porque yo mismo me siento distinto. Cuando alguien me pregunta con una sonrisa de complacencia en la boca: “¿Qué has hecho para cambiar?”, yo le digo: “¿Acaso sientes tú la necesidad de cambiar?”.
Autora: Belén Casado Mendiluce
Caminamos…Belén Casado Mendiluce