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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

No siempre somos libres

 

No siempre tomamos decisiones desde la libertad. Nos podemos sentir presionados o manipulados, empujados a tomar decisiones por liberarnos del acoso del que estamos siendo objeto. Y lo peor de todo es que podemos creer que actuamos libremente.

Si vivieras en una época en la que se practicara la esclavitud y consintieras voluntariamente a ella ¿serías libre? Desde luego que no. Aceptar libremente no es ceder y someterse, aunque creyeras haber tomado la decisión adecuada.

En muchas ocasiones tomamos partido por algo que nos perjudica por sobrevivir y amoldarnos a la situación que estamos viviendo. Por tanto, no somos libres en la decisión tomada ya que tomamos por normal lo que no lo es.

En esta sociedad hay una mayor conciencia del rechazo frontal al maltrato físico pero se aborda poco el maltrato psicológico. Y cuando una persona se acostumbra a desprecios, insultos o humillaciones, no puede ser libre para salir de ese maltrato.

En algún momento yo misma he pensado que quien ha vivido durante muchos años una relación de pareja destructiva tiene su parte de responsabilidad al haber permitido o consentido, cuando menos, esa situación.

Cada caso requiere un estudio individualizado, por supuesto, pero una persona que vive acostumbrada a vivir con miedo y tensión en la convivencia no tiene recursos personales para enfrentarse a la pareja que se los provoca y le puede resultar, por tanto, muy difícil alejarse de ella. No puede tomar libremente decisiones que le harían sentirse mejor porque desde el miedo y la tensión no se es libre para decidir.

Eso lo sabemos claramente en los casos en los que una persona es captada por grupos de sectas que acaban anulando totalmente la voluntad y la capacidad de decisión de una persona. ¿Qué hacer? ¿Cómo ayudar a alguien cercano que sigue hundido en una relación destructiva sin salir de ella?

En primer lugar, ayudar a la víctima a que tome conciencia de su malestar, de los nervios con los que vive; ayudarle a que PIDA AYUDA, es un primer paso elemental para empezar a salir de una situación asfixiante que le oprime.

Y luego, es imprescindible pedir ayuda profesional, encontrar un psicólogo preparado para despertar en esa persona su libertad anulada. Y, sin presionarle para que tome ninguna decisión como el separarse, ir ayudándole a sacar del olvido todos los recursos que posee esa persona para sentirse bien. Confrontándole con sus creencias irracionales y con sus propios miedos, poco a poco, es posible devolverle a la persona su libertad perdida.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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