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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Cuentos de Otoño: El Consejo de animales

 

En el bosque cercano, todos los animales se habían dado cita para reunirse en Consejo. Los pequeños habitantes del lugar, como el saltamontes y la mariposa, se habían quejado de que no se contaba con ellos para las celebraciones festivas. Eran los animales más grandes como el oso y el lobo los que siempre eran invitados y a los que se servían los trozos más grandes de comida.

-“¿Por qué nos enteramos los últimos de que hay una fiesta? Cuando llegamos a ella ya se está acabando todo y nos tenemos que conformar con las migajas.”-dijo el saltamontes.

-“Pero precisamente por vuestro pequeño tamaño, esas sobras de comida son más que suficientes para alimentaros. Quizás, no valoráis lo que se os da cuando otros animales no hacen problema por ello”.-respondió el oso.

La mariposa y el saltamontes se quedaron callados y pensativos. Puede ser que el oso tuviera razón y ellos se estuvieran quejando injustamente. Pero, entonces, el búho que estaba ahí presente intervino:

-Lo que dice el saltamontes hay que tenerlo en cuenta. El se siente apartado en función de ser como es, pequeño en tamaño, y eso es una discriminación. Tiene derecho a quejarse y a que se tenga en cuenta cómo se siente.

Los demás animales del bosque aplaudieron la intervención del búho. Estaban cansados de que los argumentos de los animales más grandes parecieran que tuvieran más peso que los de los animales más pequeños.

-“No hemos tenido más remedio que acostumbrarnos a vuestra manera de proceder y siempre nos hemos sentido mal por ello. No somos nosotros los que tenemos un problema, como nos queréis hacer ver. Ya no estamos a gusto entre vosotros porque, simplemente, no tenéis en cuenta cómo nos sentimos y no hacéis nada por mejorar la convivencia entre nosotros.”-dijo la mariposa.

Ahora la algarabía en el bosque era mayúscula. Se había despertado entre los pequeños animales el sentimiento de injusticia que tanto tiempo llevaban soportando. Así, que el búho volvió a tomar la palabra.

-“La mariposa tiene razón. El acostumbrarse a algo no significa que sea justo lo que tanto tiempo se lleva haciendo. Y mucho menos justo es el hacerles creer a los pequeños animales que son ellos los egoístas por no amoldarse a la situación. De manera, que a partir de ahora, se les avisará a la vez que a todos los demás animales y, en compensación, serán los primeros en disfrutar de los mejores trozos de comida”.

Todos los pequeños animales del bosque gritaron y aplaudieron de alegría. Por fin, se iba a tener en cuenta lo que sentían sin hacerles sentir culpables. Por fin, se reconocía que nadie puede tomar decisiones sin contar con los demás.

 

Autora: Belén Casado Mendiluce

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

belencasadomendiluce@gmail.com

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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