Ya te conoces lo suficiente a ti mismo para saber que te cuesta reaccionar en el momento, que te quedas sin palabras cuando te encuentras con un conocido por la mañana en la calle y con toda naturalidad te suelta aquello de: “¡Qué bien vives, paseando a estas horas…!”
Y tú no quieres darle explicaciones de que trabajas en casa, o de que ahora estás en el paro, y te quedas con cara de póquer, sin saber que decir. Pero cuando te despides de esa persona va surgiendo en ti un sentimiento de rabia hacia ti mismo por no haberte sabido defender.
Según con qué personas te encuentres tienes que estar a la defensiva, ponerte el traje de soldado, como digo yo. Los soldados -siento la comparación, pero no encuentro otra mejor- están vigilantes, con el arma en posición para repeler inmediatamente un posible ataque, y tú tienes que ponerte en guardia cuando sabes que alguien puede hacerte un comentario desagradable; sólo así podrás responder en el momento.
¿Que no es agradable tener que estar tenso cuando estás con una persona? Es verdad, pero es preferible no estar del todo suelto y relajado que quedarte con el mal sabor de boca de no haber sabido responder, cuando es eso lo que a ti te hubiera gustado, decirle algo.
Si me dices que te da igual lo que el otro piense si tú no le has respondido nada, pues tanto mejor. Pero si te quedas con el mal cuerpo de que: “ una vez más me he quedado en Babia…” , es señal de que quieres expresarte y no sabes cómo.
En ocasiones y según con quién hay que ponerse rígido y colocar “el arma en posición de disparo” porque sabemos que esa persona nos puede soltar una de las suyas…Sólo así te saldrán las palabras adecuadas: “¿Que vivo bien? Igual que tú”
Es a base de poner en práctica el defenderte a ti mismo como cada vez te saldrá con más rapidez y naturalidad. Pero, hasta que cojas soltura, te tienes que vestir el traje de soldado, es necesario. Y aunque te resulte incómodo, que te parece que llevas un disfraz, te quedarás más satisfecho contigo mismo de salir en tu defensa y no quedarte encogido y arrugado, sin hablar.
No siempre puedes mostrarte tal como eres, porque hay personas que dicen lo primero que les viene a la cabeza, sin darse cuenta de que la sinceridad no siempre es necesaria, y puede estar reñida con la educación y el buen gusto.
Así que cuando les veas venir ponte corriendo el traje de soldado, que se hace en un instante, y te sorprenderás a ti mismo de la rapidez de tus reflejos al responder.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce