Cuenta el famoso músico Jordi Savall, que, un día, al comienzo de su carrera
salió de su casa en busca de la dirección de un auditorio de música al que
tenía que acudir para ensayar.
Como se había perdido, se le ocurrió entrar a un bar cercano y
preguntarle a un hombre que allí estaba tomando un vaso de vino.
-“Deprisa, ¿me puede decir dónde está el auditorio de música?”
-“Tómate una copita y te acompaño” –le dijo el hombre.
-“No tengo tiempo, no tengo tiempo “-respondió Jordi.
-“¡Cómo!, ¿yo tengo tiempo para ti y tú no tienes tiempo para mí? ¿Es que tú
tiempo es más importante que mi tiempo?”
*Me gustaría saber cuál fue la reacción de Jordi Savall al hombre que se prestó
a acompañarle, si quedó con él o no tomando algo en el bar. No nos lo aclara.
Sólo comenta que ésta es una de las lecciones más importantes de la vida:
Aprender a valorar las cosas realmente en el momento.
Vamos con prisas a todas partes como si nos fuera la vida en ello, como si fuera imprescindible lo que tenemos que hacer, como si tuviéramos que cumplir constantemente con un elevado nivel de exigencia en nuestra vida.
Pero, muchas veces, esa exigencia nos la imponemos a nosotros mismos. Puede que en la empresa nos exijan cada vez más pero somos nosotros los que respondemos a esa demanda y no ponemos límites a lo que es una escalada de mayor presión y estrés.
¿Adónde vas con prisas? ¿Adónde con estrés? ¿Que tus compañeros se amoldan a la situación y tú sientes que no puedes ser menos? Pero, un día y otro, trabajar así te pasa factura, vives con nervios y tensión y ésta acaba afectando a tu vida diaria.
En otras ocasiones, el excesivo perfeccionismo y control que tienes te hace ser exigente contigo mismo. Te gusta hacer las cosas bien, pero cuando la vida te pone en una situación que tú no puedes controlar –un cambio de horario, un atasco en la calle, perderte en el camino- te desorientas como si hubieras perdido el norte y no supieras qué hacer.
Intenta vivir lo que se te presente en el momento, intenta vivir el AQUÍ Y AHORA, porque vivir el momento presente es mucho más importante que llegar con prisas a donde se supone que tenías que ir. Vivir el ahora te puede ayudar a disfrutar de ese vaso de vino con un desconocido, un momento en el que parece que el reloj se para y puedes vivir sin más pretensión que estar con lo que hay.
Cuando te ves obligado a parar porque no te queda más remedio te das cuenta que no se acaba el mundo porque no hayas llegado a la hora y que incluso seguir haciendo las cosas a un ritmo más lento te da… mayor calidad de vida.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com