Si quieres convertirte en una persona sufridora en la vida, no tienes más que poner en práctica lo que sigue.
-Recréate una y otra vez en tu mente con las situaciones negativas de tu vida, recuérdalas y tenlas presentes. Siente repetidas veces en tu interior el dolor por el daño que te han causado y alimenta el resentimiento en tu corazón.
-Dite a ti mismo que no puedes evitar sentirte deprimido, con ansiedad o malestar. Culpa a tu infancia, a tus padres o a tu mala suerte de tu infelicidad sin preguntarte qué es lo que tú haces ahora en el presente para sentirte como te sientes. No pidas ayuda y deja que te lleve la corriente.
-Plantéate objetivos a largo plazo, imagina cómo quieres que sea tu vida y no te conformes con menos para cambiar. En vez de ir dando pequeños pasos, ten en mente siempre tu objetivo final y dite que hasta que no hayas conseguido todo lo que te propones, no puedes sentirte satisfecho con tu vida.
– Cuando cometas alguna equivocación, culpabilízate varias veces por ser un desastre de persona y hacer mal las cosas. Dite que te sientes incapaz de mejorar y que ser consciente de ti no te sirve de nada más que para sufrir más y ver todos los defectos que tienes.
-Si los demás no te tratan con el respeto que mereces, piensa que eres tú la que atraes el maltrato que recibes, que no eres como se supone que hay que ser, como es todo el mundo, y que tu diferencia es la que provoca el rechazo de los demás. Recuerdas que hay un patrón de comportamiento en la vida que hay que seguir.
-No te defiendas ante los ataques ni alces tu voz frente a la injusticia; mejor que estés callada antes que expresarte. Perdona todas las veces que haga falta y no tengas en cuentas las ofensas de los demás; mejor, déjalas pasar y no les des importancia, así demostrarás a los demás lo buena persona que eres.
-Embárcate en relaciones sociales o afectivas que sean tortuosas o complicadas. Relaciones tipo: “montaña rusa”, ahora bien, ahora mal, ahora te quiero, ahora te trato mal. Toma por normal y habitual el tener conflictos en las relaciones y ten una identidad de ti misma a base de sufrir y pasar por situaciones dolorosas como si fuera tu sino en la vida. Es normal que aguantes, que sufras y que te esfuerces por comprender a los demás antes que a ti mismo.
Ser adicto al sufrimiento es ponerse, consciente o inconscientemente, en situaciones en las que sabes que saldrás mal parado. Sigue ahí.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
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