En esta sociedad se enfatiza la fuerza de voluntad como motor para conseguir las cosas, el tesón para perseguir un objetivo, pero la vida no siempre es una carrera en la que hay que llegar a la meta.
Evidentemente, si quieres aprobar unas oposiciones, necesitarás planificarte para sacar el máximo partido a tu esfuerzo, perseverar de cara a conseguir el objetivo deseado, pero en la vida, muchas veces, uno no puede empeñarse en que las cosas salgan como nos gustarían.
Y esto es aplicable a uno mismo, no me refiero a cómo son los demás. Tú puedes querer mostrarte con más tranquilidad ante determinados problemas en tu vida, pero te das cuenta de que, una y otra vez, vuelves a caer en la misma piedra, y pierdes los nervios, esos nervios que se te disparan como si tuvieras un resorte automático.
Así que, como digo yo, vamos a ir “a favor de la corriente”. En vez de luchar contra ti mismo para ser como te gustaría ser, permítete, date permiso para mostrarte, en cada momento, como puedas. Si no puedes evitar hacer algo que sabes que no es lo mejor para ti, hazlo por lo menos conscientemente, relájate y permítete hacer lo que puedas…dándote cuenta.
Esta actitud te libera de estar en una permanente lucha interior contra ti mismo que te consume energía. Te libera de sentirte culpable después por no hacer lo que se supone que deberías haber hecho. Y, sobre todo, te das permiso para ser imperfecto… pero consciente.
No siempre lo ideal es lo que uno necesita en un momento dado. En ocasiones, no puedes evitar llamar a varias personas para contarles tus problemas aunque, con la cabeza, sabes que te sentaría mejor estar en silencio contigo mismo. Pero sientes que necesitas oír esas voces amigas quizás, para darte cuenta después de que sólo en ti está la respuesta a lo que te pasa.
Uno no puede vivir consigo mismo como si siempre tuviera que estar dando la talla, como si tuviera que correr una carrera de obstáculos y llegar a la meta lo antes posible, como si te tuvieras que estar demostrando constantemente que estás a la altura de lo que esperas de ti mismo.
El esfuerzo y la fuerza de voluntad no siempre valen a nivel interior. En ocasiones, resulta mejor darse permiso para actuar como mejor pueda uno, porque lo que hagas sin luchar contra ti mismo, pero conscientemente, no queda en saco roto.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
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