Todos tenemos conductas que nos salen automáticamente, sin pensarlo, pero que nos dejan con un mal poso dentro de nosotros porque no queremos comportarnos así, sino de otra forma más acorde a cómo nos sentimos.
Quieres dejar de saludar a quien en el pasado te hizo daño pero, por agradar, acabas saludándole. Quieres dejar de dar un par de besos a quien ves todos los días, que no aprecias ni te aprecia, pero acabas repitiendo la misma escena.
Has acostumbrado a los demás a una forma de ser tuya que, a ti mismo no te agrada, pero no sabes cómo darle la vuelta y cambiar. Y te sientes rabioso contigo por seguir tropezando en la misma piedra.
Tómate un tiempo para pararte e imagínate a ti mismo actuando como te gustaría; ensáyalo en voz alta o mírate en el espejo haciéndolo (paseando de largo sin mirar a una persona o saludando todos los días con un toque en el hombro al otro sin darle un par de besos). Es una buena manera de asentar lo que quieres cambiar.
Y dite a ti mismo: “no me importa lo que esa persona piense de mí”. Recuerda que, muchas veces, no cambias porque te importa el qué dirán y quieres que los demás tengan una buena imagen de ti. Así que toma conciencia de que es más importante sentirte a gusto contigo mismo que pretender caer bien a todos.
Mentalízate a que cuando pongas en práctica lo que quieres cambiar, al principio te sentirás extraño y te supondrá un cierto esfuerzo cambiar lo que antes automáticamente te salía. Te sientes raro contigo mismo, como si no fueras tú, cuando, en realidad, estás siendo más tú mismo. Confía en ti.
Como también es normal que, alguna vez, vuelvas a tu automatismo y hagas lo que no quieres hacer. No te agobies por ello ni te culpabilices. Forma parte del proceso del cambio: ciertos retrocesos que son como los “chirridos” de los engranajes que se resisten a ajustarse de otra manera. Persevera.
Y, a la vez, cada vez que te comportas como deseas, te vas sintiendo contento contigo mismo, orgulloso de hacer caso a lo que sientes y necesitas. A base de seguir practicando, tu nueva conducta te supondrá menos esfuerzo y acabará surgiendo en ti de forma natural, formando parte de tu forma de ser.
Los automatismos son comportamientos que, probablemente, aprendiste en tu infancia debido a la educación que recibiste en el ambiente familiar y escolar. Se fijaron fuertemente en ti debido a tu temprana edad, en la que no podías hacer otra cosa que lo que hiciste.
Pero ahora eres consciente de ello y puedes pararte para desaprender lo que no te gusta de ti y aprender otra conducta más acorde con tu manera de sentir y de vivenciar. Aquí y ahora puedes elegir.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
www.psicologiapersonalizante.com