Quizás te preguntes por qué ante determinada persona te cuesta reaccionar. Puedes quejarte con la palabra pero te sientes paralizada ante lo que te dice, sin capacidad de respuesta.
Petrificada, inmóvil.
Muerta de miedo.
Esa persona acerca su cara a la tuya, enfrenta su cuerpo al tuyo, te grita. Corporalmente es agresivo aunque no te toque. Sus palabras te amenazan.
Es el miedo en estado puro.
El maltrato psicológico.
El poder que tiene esa persona sobre ti es el miedo que te infunde. Y ella lo sabe. Sabe que tú puedes hablar y quejarte, pero que no harás nada. Nada diferente de lo que él espera de ti, nada por escapar de esta situación.
Al tomar como normal el vivir con miedo, no te dabas cuenta del daño que éste te hacía y se convirtió en un parásito que engullía tu energía y te dejaba sin fuerzas. Sola.
Paralizada
Pero ahora entiendes que tu miedo es el combustible que alimenta su poder sobre ti. Que no es que el otro tenga poder, sino que tú, sin darte cuenta, se lo dabas al otro.
Ya basta, me marcharé, te dices.
Aunque todavía sienta el miedo en mi cuerpo, reaccionaré. Porque ya no es hora de querer que el otro entienda, comprenda que me hace sufrir. Es hora de irme, alejarme de esa persona que no me deja aire para respirar.
Es hora de ser yo y actuar, aunque el miedo todavía no se haya ido porque hace mucho que está dentro de mí. Pero ahora no tengo miedo de mi miedo.
El poder de mi vida está en mis manos, no en la del otro. Puede que sienta dolor, pena o miedo, pero no se convierten en parásitos que me paralizan.
Actúo
Eso es Empoderarme.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
www.picologiapersonalizante.com