Si decides no odiar a quien te hizo daño vas por buen camino porque no quieres que la energía negativa contamine tu persona. Pero, entonces, no te equivoques y creas que debes amar a esa persona. Lo contrario del odio no es el amor.
Es la justicia y la memoria de lo vivido.
Hacer justicia es dar los pasos necesarios, en la medida de lo posible, para restituir la dignidad a la víctima, no olvidando lo que vivenció.
Restituir, lo que está en tu mano, la dignidad de la víctima, es apartarte del maltratador para no volver a caer en sus redes,
Apartarte para respetarte a ti mismo,
Apartarte para tomar distancia y sanar tus heridas.
La verdad te hace libre porque valida y da valor a lo que sentiste. Y validando lo que sentiste es la mejor forma de tener una sana autoestima y actuar en consecuencia.
No te puedes decir: estoy exagerando, dando demasiada importancia a lo que viví, no será para tanto.
Lo que tú viviste fue real, no una película que te montaste en tu mente.
Haz justicia contigo mismo dando los pasos que necesitas para alejarte del que te anuló. No olvides lo que viviste porque tu memoria forma parte de ti y te ayuda a aprender de lo vivido.
Tu memoria es necesaria para tenerte en cuenta; eso fue lo que viví, te dices.
Vive sin tener odio y sin criticar constantemente al que te maltrató.
Pero no pretendas darle amor, ser cariñosa y atenta con él. El perdón es no albergar odio ni crítica constante, no el volverte a acercar a esa persona.
El perdón no es el olvido del mal sufrido.
Haz justicia contigo mismo sanando tu dolor y recomponiendo tu autoestima. Ese es el verdadero amor hacia ti mismo que necesitas.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
www.psicologiapersonalizante.coom