Cometiste un error con tu decisión, simplemente.
No utilices la palabra culpa porque eso no te ayuda a sentirte bien contigo mismo, sólo utiliza la palabra responsabilidad.
Eres responsable de lo que elegiste, nada más.
La palabra culpa te echa un peso sobre ti mismo,
el peso de lo mal hecho recordado una y otra vez.
Eres responsable de lo que tú elegiste
sin tener una mochila sobre tu espalda
que te fustiga constantemente.
Eres responsable porque reconoces que la elección fue tuya
aunque la hicieras inconscientemente.
Pero no eres culpable
porque no estás condenado a seguir haciendo las cosas mal.
Aunque fuera grave tu decisión,
no te ayuda el echártela constantemente en cara
porque la reconoces y pides perdón.
Te pides perdón
Aunque el otro no te perdone
y siempre te eche en cara tu decisión,
tú puedes perdonarte a ti mismo
y estar así en paz en tu interior.
La culpa te aplasta,
la responsabilidad te hace ser consciente,
la culpa te señala con el dedo,
la responsabilidad te hace ser protagonista de tu elección.
Ser responsable es liberarte de las culpas
que ahogan y no liberan.
Porque la culpa no ayuda a construir hacia delante,
sino que te paraliza en el pasado.
Perdónate y libérate con tu perdón
porque sólo el perdón es liberador,
y te reconcilias contigo mismo
y, por fin, con tu propia mano, te das la paz.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com
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