En esta vida no se trata de alcanzar la perfección –tarea imposible, por otra parte-, sino de hacer un trabajo para realizarnos, completándonos como personas.
¿Qué es completarse?
No se trata de rellenar “agujeros” como quien rellena espacios vacíos o carencias de la persona.
Completarse es vivir con humildad las propias carencias, acogiéndolas dentro de nosotros mismos con cariño.
No siempre es posible solucionar las propias debilidades o carencias, como quien da un giro de 180º y convierte en luz lo que antes era sombra.
Se trata de no añadir tensión a nuestros conflictos interiores, luchando contra ellos para que desaparezcan, cuando esa lucha sólo agudiza el malestar.
Completarse es ser paciente con uno mismo, comprendiendo que, a veces, uno no puede serenarse o vivir con paz aquello que le aflige. Que uno hace lo mejor que puede, cuando no puede hacer más, y que eso es motivo suficiente para dejarse estar en paz.
No hay que luchar contra las propias imperfecciones, pretendiendo una y otra vez no caer en la misma piedra. Hay que llevar nuestra consciencia, nuestra luz a esa área, sí, pero con la suficiente humildad para darnos cuenta de que no todo depende de nuestro esfuerzo o buena voluntad.
Completarse también es saberse perdonar en las equivocaciones, perdonarse a sí mismo cuando uno reconoce que se ha equivocado y pide perdón. Perdonarse aunque el otro no te perdone, pero aun reconociendo con humildad tu error, desear descansar y vivirte en paz contigo mismo. Es legítimo.
Completarse es acoger todo lo que no te gusta de ti mismo, como quien da un abrazo cariñoso a lo que te desagrada, dándole la mano y dejándole que te acompañe en el día a día. No desaparecerá tu miedo, por ejemplo, pero con el tiempo se suavizará.
Tu camino en esta vida no es el de ser perfecto sino el de ser completo, con tus propias carencias.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com