En una relación de pareja, el otro no está tanto para hacerme feliz cuanto para ayudarme a ser más consciente de mi misma. Ese es el verdadero trabajo.
En una pareja, cada miembro está para dar lo mejor de sí mismo, su mejor yo. En este sentido, el otro miembro puede ayudar a que su pareja desarrolle su consciencia y sea más él mismo.
Hacer feliz a alguien supone darle lo que necesita. Hacerle consciente supone ayudarle a crecer, a ser mejor persona, más completa.
Me dirás que ya te quedas contenta si tu pareja te da lo que necesitas -atención, cuidado, amor- porque eso es lo que te hace feliz, y que no necesitas más. Pero si buscas crecer como persona, no está mal tener al lado a alguien que te apoya en el camino.
¿Cómo se puede ayudar a alguien a ser más consciente? Ayudándole a estar más pendiente de su propio interior, su semáforo interior, que le avisa de cómo está y lo que necesita. Ayudándole a parar, reposar y sentir lo vivido. Ayudándole a prestar atención al cuerpo y las sensaciones sentidas en él en vez de situarse en la cabeza y su rumia mental.
A veces, nos focalizamos en tener lo que necesitamos de manera inmediata, alguien que nos comprenda en lo que sentimos, sin darnos cuenta de que podemos ahondar más en nuestra vivencia y cambiar nuestras actitudes, no sin esfuerzo.
Nadie cambia entre algodones. El cambio supone un chirriar del mecanismo de nuestra personalidad, lo que antes hacíamos de manera automática ahora hay algo que pugna por expresarse para hacernos sentir de manera diferente. Y ese cambio que tenemos de nosotros mismos puede estar provocado por una persona que nos hace cuestionarnos nuestras actitudes, no, simplemente, darnos jabón, para agradarnos.
Eso no significa que para ayudarnos a cambiar nos tienen que hacer sufrir. No creo en el dicho de que “la letra con sangre entra”. Se puede ayudar al otro desde el cariño y la comprensión, pero eso no significa que el cambio no nos suponga un reajuste en nuestras actitudes, incluso con dolor.
Te sentirás más a gusto no sólo si recibes lo que necesitas para sentirte bien, sino si recibes lo que necesitas para crecer.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
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