Hay veces que uno no puede sentirse bien. Se ve envuelto en un conflicto donde resulta difícil mantener la tranquilidad. Entonces, no se puede pretender estar bien sino ser sincero con uno mismo.
No podemos pretender sentirnos siempre bien como si el bienestar fuera algo que hay que perseguir a toda costa.
Dejemos de luchar contra nosotros mismos
En ambiente de confianza, reconozco abiertamente que no me encuentro bien y no pasa nada por decirlo, sin tener que dar más explicaciones.
Porque se puede estar mal manteniendo la sinceridad con uno mismo. No pretendes engañarte dando una falsa imagen de “aquí no pasa nada” ni sentirte roto por dentro cuando por fuera parece que controlas la situación.
Te sientes como te sientes y eso es ser sincero contigo mismo.
No tienes que demostrar nada a nadie, ni tampoco a ti mismo.
Pueden saltarte las lágrimas, o sentir que te supera la situación, que no ves la luz por el momento y que no sabes por dónde tirar.
Pero eso es ser auténtico contigo mismo, reconocer con sinceridad cómo te sientes, y eso tiene más valor que dar una imagen de fortaleza.
En la debilidad está la fortaleza
La verdadera fuerza radica en ser fiel a los propios sentimientos, sean cuales sean, duelan lo que duelan, porque entonces das valor a tu propia vivencia y sabiendo lo que sientes encuentras fuerza para afrontarlo, con tiempo y silencio.
La fortaleza está en parar y permitirse sentir, dándote lo que necesitas en cada momento, en uno dormir y estar en silencio, en otro expresar lo que sientes al otro.
Sentirse auténtico es darse permiso para sentir lo que surja en mi interior, con sencillez y humildad, sin pretender dar ninguna imagen. Ser consciente de mi propia vulnerabilidad me da fortaleza.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com