Cuando no se puede interferir en una situación, no queda más remedio, aún con esfuerzo, que estar quieto parado.
Puedes estar acostumbrado a ser proactivo y tener iniciativa para modificar las situaciones según lo que tú ves necesario.
Pero aunque tú veas con claridad por dónde ir, la otra persona quiere seguir su propio camino y no acepta interferencias de tu parte.
Te duele en el alma no hacer nada
Te sientes impotente
Te rompe por dentro estar parado porque quisieras solucionar el tema en seguida, de manera rápida y eficaz.
Pero sólo se pide de ti que no hagas nada
Tienes que aprender a no actuar, a parar
Porque no actuar es también una forma de responder
En la que reflejas tu actitud frente a la otra persona, una actitud que respeta el momento que está viviendo el otro, sin injerencias por tu parte.
Esperar a que la otra persona te busque y quiera tu encuentro
Y entonces dar tu opinión si te la piden, sin reprochar ni echar en cara
Lo mejor que has podido hacer es no hacer nada, aunque te duela
Es todo un aprendizaje el que has tenido que llevar a cabo. Estar abierto a lo que el otro necesite, respetando su tiempo de silencio.
Piensa que tu actitud no ha sido una renuncia, una dejación, sino la mayor expresión que has podido tener de RESPETO.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com