>

Blogs

Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Sobre la obsesión

Me han pedido que hable sobre esas ideas que se introducen como martillos en nuestra cabeza y que acaban por condicionar cómo nos sentimos en el día a día, cada vez más agobiados. Todos sabemos lo que es eso.

Pensamos obsesivamente cuando damos vueltas a un pensamiento, generalmente negativo, sin llegar a ninguna parte. Estamos inmersos en una especie de “noria mental” que da vueltas sin ir a ningún sitio.

Primera regla de oro: pensar reiteradamente sobre algo no te sirve para nada. “Sí, ya lo sé”, me dirás. Sí, lo sabes, pero de cabeza porque en el fondo crees que por pensar mucho sobre un tema vas a darte cuenta de algo que se te ha escapado, que no habías visto, y que te va a servir para cambiar lo que te preocupa y sentirte mejor. Falsa creencia.

Por mucho que analices la situación o pienses sobre ella, no vas a sacar nada en claro. La comprensión y la claridad NUNCA viene de pensar.

“Ya sé que no me sirve de nada, pero no lo puedo evitar”, me dices.

Segunda regla de oro: frente a la obsesión, actúa. Actuar no es tener el tiempo ocupado en cualquier cosa sino hacer eligiendo estar presente en lo que se hace. Elige algo que hacer y concéntrate en ello, descansará tu cabeza.

No pretendas luchar contra la obsesión para que se vaya de tu mente, pero obsérvate si “echas más leña al fuego” alimentándola con más pensamientos. Vuelve a llevar la atención a lo que estás aunque te distraigas varias veces, tantas veces como te haga falta, no importa.

Los pensamientos se convierten en un problema para nosotros porque nos consumen energía y nos impiden estar en el presente. Y si la cabeza es un problema, no pretendas solucionarlo desde la cabeza con otros pensamientos aunque sean positivos; en ese momento no sirve para nada.

La solución está a otro nivel. Cuando la mente está alterada o ruidosa es necesario acallarla, no cargarla con más información aunque sea de signo positivo. Y hace falta otro nivel de conciencia, que no es el de pensar sobre las cosas, sino el no-pensar, como una actitud que se cultiva en el día a día.

Presta atención al cuerpo, a tu respiración. Dedica un tiempo diario a parar haciendo meditación, por ej. Y prueba, conscientemente, a no-pensar sobre nada que en este momento no sea imprescindible para ti.

Te sorprenderás de lo poco que te hace falta pensar, salvo aspectos prácticos a resolver, y de cómo tu mente comienza a desarrollar otras capacidades de intuición y comprensión hasta ahora desconocidas para ti. Pruébalo.

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

 

Temas

Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


febrero 2012
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
272829