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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

La vida mancha (2ª parte)

Ante la disyuntiva de tomar partido o no, escuchemos a nuestro interior en busca de la respuesta.

Cuando tenemos enfrentadas a dos personas por las que sentimos similar afecto, como dos hijos o una pareja de amigos, busquemos escucharlas y sentirnos cercanas con su dolor, sin minimizar lo que sienten ni quitarle importancia pero sin tener la actitud de enemistarlas ni enfrentarlas la una a la otra. Al no decantarnos por ninguna de las dos partes, podemos estar ayudándoles a acercar posturas desde nuestra comprensión.

La máxima a llevar a cabo frente a lo que nos resulta chocante, no entendemos e incluso no “casa” con nuestra forma de ser es NO JUZGAR, lo que quiere decir que no decimos al otro como debería ser o actuar sino que intentamos, desde el conocimiento que tenemos de ella, decirle lo que, en nuestra opinión, le ayudaría a sentirse mejor con ella misma y con la situación.

Si vemos que es una persona nerviosa, que suelta lo primero que le viene a la cabeza sin pensar, le podemos decir -según la confianza y con nuestras palabras- que su manera de hablar impulsiva le puede llevar a hacerse una opinión equivocada de las personas que seguro, desde otra tranquilidad, no tendría. Estamos tomando partido a favor del bienestar de la persona.

Como comenté anteriormente, cada persona tiene sus motivos para actuar como lo hace y, la mayoría de las veces, se hace daño desde la inconsciencia, no desde la maldad consciente. Decir esto contribuye a suavizar las cosas.

Eso no significa que todo sea relativo porque como cada uno tiene sus razones… tan válidas son las de uno como las del otro. Aquí lo único válido es lo que sirve a cada persona para estar bien con ella misma y con los demás, pero no es válido que alguien acabe alterado desde el resentimiento que se empeña en mantener una y otra vez porque le hace daño a ella misma. De manera que escuchemos y comprendamos, sí, pero sin hacer el juego a círculos viciosos que no llevan a ninguna parte.

Tomar partido puede ser aconsejable cuando hace falta que la persona se sienta apoyada en lo que siente para así tener más fuerza para actuar, como cuando le decimos a una mujer maltratada psicológicamente que lo que siente es muy doloroso y difícil de convivir con ello. Y se puede hacer desde la actitud respetuosa de quien tiene en cuenta el ritmo de cada persona para darse cuenta de las cosas y reaccionar, sin decirle “deberías de…separarte”.

Creo que cuando las personas nos importan debemos saber de lo que sienten y les pasa, y hay quien para no sentirse aludido prefiere mantenerse, en una equidistancia e ignorancia emocional, al margen de los conflictos que aquella pudiera tener, desconociendo por lo que está pasando la persona que sufre.

La vida mancha, nos salpica y nos pringa, y en el camino podemos ayudar, con nuestra escucha y comprensión, a que cada uno encuentre el suyo propio.

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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