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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

¿De qué me doy cuenta?

 

Hace poco sosteníamos esta conversación un grupo de amigas.

Hay realidades que aunque las tengamos delante de nuestros ojos no las vemos y, más inconsciente que conscientemente, miramos hacia otro lado.

¿Somos libres para darnos cuenta de las cosas y aprender de ellas? No del todo. Aunque intuya que es mejor hablar de algo que mantenerme callado, puede que mi miedo e inseguridad, del que no soy muy consciente, me haga mirar hacia otro lado o quedarme en silencio.

¿Soy del todo libre para llevar la luz a todas las áreas de mi vida? En una puedo ser competente profesionalmente y en otra resulta que no sé manejarme con los afectos. Siempre quedan “puntos ciegos” como agujeros negros en el firmamento, espacios con energía atascada o bloqueada.

Puedo incluso, darme cuenta de mi incapacidad para expresar sentimientos y, sin embargo, nada cambia. Quizás hay que sentir la necesidad de cambiar, sentir un revulsivo en el cuerpo que nos haga reaccionar, como el contemplar asustados la posibilidad de que nos deje la pareja o de perder a nuestra mejor amiga. Entonces, “nos ponemos las pilas”. Aprendemos cuando nos vemos obligados a ello, en ocasiones, cuando la vida nos pone “contra las cuerdas”.

Y, a veces, ni por esas. Todos conocemos a alguien que habiendo pasado por un divorcio doloroso sigue repitiendo las mismas actitudes con la siguiente pareja, como si no hubiera aprendido nada o la historia no hubiese ido con ella. El inconsciente, probablemente, domina su vida y la persona se deja llevar…O cuántas veces nos juramos y perjuramos no volver a meter la pata y, a la vuelta de la esquina, nos sorprendemos volviendo a hacer lo mismo…

Intuyo que para salir de este atolladero hay que mirar, aunque sea de reojo, aquello que nos asusta de nosotros mismos porque, sí, todos tenemos miedos, y el que diga lo contrario tiene “un agujero negro” más desarrollado…

Es cierto que no se puede estar todo el día mirando hacia el interior, el día a día nos pide estar a lo que se está, pero los semáforos interiores también se encienden cuando hace falta avisarnos de que hay que parar…Aunque sé que una persona puede necesitar saltárselo en rojo para quedarse asustada de lo que acaba de hacer y reaccionar.

A veces, necesitamos no parar de trabajar, quedarnos sin amigos, que las cosas nos vayan torcidas y del revés para, por agotamiento o desesperación, buscar otra salida a lo que no nos funciona desde hace tanto tiempo. Cada persona tiene su ritmo, su capacidad de aguante y su necesidad distinta.

Esa necesidad es la que nos moverá por un camino u otro, porque todos nos movemos por necesidades, unas más conscientes que otras.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

 

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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