Conversaciones matinales | La psicóloga en casa >

Blogs

Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Conversaciones matinales

 

Hoy voy a iniciar un “diálogo” contigo, querido lector@ que me sigues en el blog. Seguro que has pensado alguna vez en acudir al psicólogo cuando, en un momento de desesperación, no sabías qué hacer.

Luego, cuando las aguas volvían a su cauce y te sentías un poco más tranquilo has escuchado en tu cabeza: “pero… si los psicólogos pretenden arreglar la vida de los demás cuando la suya seguro que no es perfecta”. “Sólo tratan a gente que está tarada y ése no es mi caso, obviamente”. ”Además, se encargan de sacar el dinero a los pobres incautos”.

Ya sé que prejuicios tenemos tú y yo y están a la orden del día. También me dirás que los amigos que tienes ya te escuchan y te dan los consejos que necesitas, gratis además. Te felicito por contar con amistades de corazón, pero un amigo nunca puede hacer la función de un psicólogo. ¿Por qué no?

Un psicólogo se siente con la suficiente libertad para decirte lo que piensa sin miedo a que te ofendas y te enfades con él, como puede sentir un amigo. Se preocupa de hacer un trabajo profesional contigo para que te vayas encontrando mejor y el amigo cuenta, en el mejor de los casos, con su buena intención y voluntad, pero al que no se le puede pedir que sea tu terapeuta, bastante tiene cada uno consigo mismo.

Y tú…pues tú tampoco recibes con los mismos oídos lo que te dice alguien que te conoce que quien, a priori, no sabe nada de ti; a éste le tienes más en cuenta porque no está bajo sospecha de quererte agradar y complacer. Es una reacción inconsciente, así que yo como psicóloga mando a mis amigos a otro psicólogo porque sé que no van a tomarme tan en serio como a su terapeuta.

Es normal que sientas cierto miedo a ir al psicólogo; no sabes si vas a encontrarte con alguien que te dé buen “feeling”, con el que te sientas cómodo y que, sobre todo, te ayude con tu problema. Pero eso sólo se sabe cuando tienes a la persona delante y comienzas a hablar.

Dentro de mi formación como psicóloga nos exigían ser, a la vez, pacientes en una terapia, pasar por un trabajo personal en el que mostrábamos nuestros miedos e inseguridades para así ir conociéndonos mejor. Hoy por hoy, considero que ponerse como paciente con otro psicólogo es la mejor puesta al día -más allá de cursos y seminarios- que un terapeuta puede tener.

Y el último prejuicio es el que dice que cada uno tiene que solucionarse sus problemas por sí mismo, como si uno pudiera desdoblarse: estar ahogándose en la piscina y verse desde fuera cómo te ahogas. Pues no, cuando uno se ahoga debe confiar en quien estará a su lado para evitar que te ahogues y te ayudará a salir fortalecido de todo ello.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

 

Temas

Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


mayo 2012
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031