Todos sabemos que hace falta pensar para solucionar problemas cotidianos de la vida: cómo planificar un trabajo, cómo arreglar un desaguisado doméstico o a quién acudir cuando algo no sabemos. Pero hasta ahí, sí.
Cuántas veces nos pillamos dando vueltas en la cabeza a las cosas, como una noria que gira y gira… sin llegar a ninguna parte. Rememoramos una y otra vez lo que nos ha pasado con alguien, el mal trago vivido, las palabras dolorosamente oídas…y no salimos de ahí.
Creemos, en el fondo, que por volver a pensar en lo ocurrido vamos a encontrar una nueva pista de la que no nos habíamos dado cuenta antes, que nos va a indicar por dónde tirar: “¿debemos romper la relación o somos unos egoístas con nuestras exigencias?” Pero seguimos igual de estancados, si no más. E incluso recreamos la historia vivida contándola varias veces a nuestros amigos:” ¿quieres saber lo que me ha pasado?”
Y resulta que los científicos saben que la facultad de pensar es una de las capacidades de la mente humana, pero no la única ni la mejor. Que existe otra todavía inexplorada que es el poder de no pensar. ¿Qué es eso?
La mente puede captar la realidad con más claridad no cuando piensa sobre ella sino cuando la observa en silencio, cuando no interpone pensamientos entre la persona que mira y lo que ve.
Constantemente estamos en un diálogo interior, un discurso interminable de palabras e imágenes que nos impide ver las cosas tal y como son: “esto me gusta, esta persona me desagrada, no voy a poder aguantar esta situación, no me tienen en cuenta…”
Por supuesto que debemos tener en cuenta lo que sentimos pero si ya lo sabes, déjalo estar. Toma conciencia de tus sentimientos pero lleva la atención a tu presente, a lo que estés haciendo en este momento como leer un libro, pasear o realizar un trabajo. Estate a lo que estás.
Ya sé que es muy difícil lidiar con la “loca de la casa”,ese hábito tan arraigado en nuestra mente y en nuestra cultura de pensar sobre algo pero te diré algo más: observa el ir y venir de tus pensamientos como si fueras un espectador que mira la película que se proyecta. Los pensamientos vienen, pasan por delante de ti…y se van. Es así, compruébalo.
Por último, recomiendo el famoso libro de Tolle: “El poder del ahora”, que nos puede ayudar a estar en el presente y…a descansar de nuestra cabeza.
Continuaremos…Belén Casado Mendiluce