Querida hija:
“Me apetece hablarte como si estuviéramos dando un paseo juntas por la calle. Vaya por delante el decirte que te quiero desde mis entrañas y creo que nunca, por muy mal que tú te comportaras, podría dejar de quererte, porque si algún día lo hiciera dejaría de ser yo. Mi amor hacia ti forma parte de mí misma.
Me gustaría decirte que te quiero incondicionalmente, pero sé que no es verdad. Yo también necesito que, de vez en cuando, te intereses por mí y por mis cosas y que me demuestres tu afecto con calidez. Ser madre no presupone que yo no tengo ninguna necesidad de ti y que, simplemente, mi papel es el de entrega amorosa y desinteresada. Construimos una relación entre las dos con nuestra forma de ser.
También sé que, en momentos, me cuesta aceptarte como eres, y me enredo en cómo me gustaría que fueras y en lo que creo que es mejor para ti. Pero tú no eres yo y tienes edad como para descubrir las cosas por ti misma. Sólo déjame estar a tu lado para cuando me necesites. Siempre estaré en el camino de aprender a quererte por ser como eres.
Es difícil ser madre, no tengo una hoja de ruta que me guíe y hay situaciones en las que puedo sentirme tan desorientada como tú. Intento hacerlo como puedo. Yo también puedo necesitar tu comprensión y tu perdón cuando meto la pata o cuando no estoy a la altura de las circunstancias.
No me gusta nada cuando estamos ambas a la defensiva, en guardia, desconfiando la una de la otra, sin decirnos lo que nos duele tras un muro de silencio. No me gusta la incomunicación aunque sé que no siempre encontramos ni el momento ni las palabras para hablar de lo que nos pasa.
Creo que es necesario no guardarnos nunca rencor, no estar sin atrevernos a decir lo que nos duele por miedo o por no querer hacer daño al otro. Los resentimientos son como un río que busca su salida al mar: siempre salen de una forma u otra. Es mejor hablar de lo que sentimos para que nada se nos enquiste dentro.
Quiero que seas feliz, no a mi manera sino a la tuya. Que te sientas protagonista de tu propia vida y que no te limites a contemplar la vida pasar. Que te tomes la vida como la oportunidad de expresar todo lo que llevas dentro, tu riqueza interior, tu tesoro, QUIEN ERES TU; ése también es mi camino. Has venido a esta vida porque tienes algo que aportar.
Yo siempre seré tu madre y tú siempre serás mi hija. Pero me gustaría que, además, fuéramos dos personas que se quieren desde el corazón.”
Para ti, con amor.
Caminamos…Belén Casado Mendiluze