Ilusiónate por hacer cosas diferentes pero vete a tu ritmo sin sobrecargarte de visitas turísticas ni de excusiones en las que acabas agotada. Tienes que volver a casa…descansada.
Me gustan las vacaciones con tiempo…sí, con tiempo para no tener todos los días ocupados y compartimentados (“hoy vamos al museo, mañana al barrio judío…), que ya durante el año bastante nos cargamos de obligaciones. Pues eso, que aunque vayas a un sitio nuevo, no te obligues a visitar todo lo que se supone que deberías ver por aquello de asegurarte de que lo has visto todo.
He hecho algunas escapadas en las que intercalé alguna parada en la terraza cercana al hotel…a charlar con la pareja. Surgen así momentos en los que el cuerpo te pide parar e ir a otro ritmo que el trepidante ir de un sitio a otro sin tiempo para nada más.
¿Para qué ir a sitios nuevos si no es para verlo todo?- me dirás. Pregúntate mejor qué necesitas en las vacaciones: una inyección de adrenalina con experiencias nuevas, conocer sitios diferentes para salir de la rutina, tiempo para estar llenándote los sentidos desde dentro o un poquito de cada cosa.
Sentir…es lo que más me gusta. Que aquello que visite o por donde ande me deje un poso dentro: observar la gente del pueblo que saca a la calle las sillas para charlar, escuchar el silencio de la naturaleza, mirar el nido de golondrinas que hay cerca de mi ventana… Sentir.
No he viajado mucho, la verdad, pero necesito las vacaciones para volver descansada y llena por dentro. No quiero visitar sitios como quien se atiborra de información, no quiero que me den de fuera nada…Me gustaría que lo que observe me dé pie a conectar con algo mío que estuviera dormido u olvidado.
Poderme sentir relajada, sin prisas, para encontrarme conmigo. Estar más en el cuerpo y menos en la cabeza. Pero, para eso, no quiero que simplemente me distraigan y me mantengan entretenida con actividades o visitas, quiero que lo de fuera me ayude a estar con lo de dentro de mí.
Más sentir y menos pensar. Experimentar un baño de barro en el cuerpo, un paseo a caballo por el monte, un chapuzón en el agua fría de la poza…Que sentir sea que se coloque cada cosa dentro de mí, que conecte con mi fuerza para vivir y estar en el presente, que vuelva a mi casa sin a penas haber hecho nada pero…sintiéndolo todo.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce