La historia de Rachel Wotton | La psicóloga en casa >

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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

La historia de Rachel Wotton

 

Me cautivó la película “Scarlet Road” en la que se sigue la vida de la trabajadora del sexo australiana Rachel Wotton. Rachel se ha especializado en ofrecer sus servicios a personas con discapacidad. Clientes inmovilizados en su silla de ruedas por una esclerosis múltiple, personas con parálisis cerebral, son algunos de los que se ven beneficiados del contacto con Rachel.

La filosofía de Rachel se basa en que es posible a través del contacto y la intimidad sexual mejorar la calidad de vida de estas personas. Evidentemente, hace falta tener una gran sensibilidad para acostarse con alguien desprovisto de habla y de movilidad o que no puede controlar la saliva que fluye fuera de su boca. Hace falta tener finura de trato para relacionarse con estas personas.

Esa es la sensación que me transmitió Rachel. La de alguien que, aparte de estar de acuerdo o no con la existencia de la prostitución, nos transmite una especial sensibilización con el disminuido y cualquiera no está preparado para ello. Había que verla moviendo con una grúa doméstica al hombre paralítico o limpiando con sumo tacto y delicadeza su piel bajo la ducha.

Estas personas, por sus circunstancias, pudieron pensar que nunca más iban a poder sentir el tacto de una mujer sobre su piel, que para ellos estarían vedados la sensualidad y el erotismo de quien, incluso pensarían, sentiría repulsión a acostarse con ellos.

Pero algunos de estos discapacitados sólo quieren dormir una noche con una mujer y despertarse con ella a la mañana siguiente en la misma cama, sólo eso. O sentir cómo bajo el agua de la ducha le limpian con suavidad y sienten la calidez de las manos del otro. Todas esas sensaciones les hacen sentirse humanos y les dignifican como personas.

Mención especial merecen las madres de estas personas. Madres que comprenden las necesidades afectivas de sus hijos y ahorran para poder sufragar los honorarios de Rachel. Madres que preparan el dormitorio de su hijo esparciendo pétalos de rosa por el suelo y poniendo la ropa de cama más agradable al tacto. Madres llenas de amor y ternura, incondicionales.

Hace falta algo más que necesidad de dinero para trabajar de esta manera. Y las madres intuyen que Rachel ofrece a sus hijos mucho más que un intercambio sexual que, por otra parte, ellos están impedidos de ofrecer. Todos trabajamos por dinero pero, algunos, ponen más de su alma en lo que hacen. Rachel es un ejemplo de ello.

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

 belencasado@terra.es

 

*Desde este blog os deseo que paséis una Feliz Navidad.

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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