Sé que, muchas veces, no puedo evitar sufrir porque forma parte de la vida: la pérdida de un ser querido, una dolencia física que te incapacita o una situación que no sabes afrontar, pero más allá de lo inevitable sufrimos demasiado.
¡Quién no quiere ser feliz! Pero qué poco nos han enseñado a sentirnos así, como si la felicidad dependiera de conseguir unas metas…que nunca acaban. Nos han educado para llegar a ser : cuando seas competente en tu trabajo, cuando tengas muchos amigos, cuando tengas una pareja que te quiera…entonces serás feliz, nos dicen.
Y nos damos cuenta, asombrados, que alcanzando estas metas no sólo nos dura poco la alegría sino que aparecen otras nuevas por conseguir… y así hasta el infinito. Y sufrimos porque nada nos acaba de satisfacer. Luego quiero ganar más dinero, sentirme más querido en mi familia… o cualquier otra cosa que sienta que me falta (y seguro que encuentras alguna).
NO HAY NADA QUE CONSIGUIENDOLO NOS DE LA FELICIDAD, porque aunque haya circunstancias externas que te produzcan alegría o bienestar -y bienvenidas sean- sigues creyendo, en el fondo, que tienes que llegar a ser…
De manera que uno empieza a intuir que no es fuera donde tiene que mirar sino dentro de sí…ahí está la respuesta. NO TIENES QUE LLEGAR A SER NADA PORQUE YA ERES LO QUE NECESITAS, siempre que recuerdes que lo que necesitas no es lo que tu mente se empeña en conseguir.
DESCANSA, TU YA HAS LLEGADO A LA META, YA ERES, ya naciste siendo valioso en esta vida. No tienes que demostrarte a ti mismo que vales. Quizás, en todo caso, ir recuperando la confianza en ti mismo que olvidaste por el camino pero que siempre está ahí esperando salir a tu encuentro y abrazarte.
Haces un camino en esta vida para EXPRESAR LO QUE ERES, sacar a la luz tus capacidades, tomando conciencia de que haces lo que puedes en cada momento sin culpabilizarte por ello. No vales menos por sentirte condicionado por tus miedos e inseguridades; eres consciente de ellos y eso es un valor, pero expresas lo que eres en este instante y debes sentirte orgulloso de ello.
Sufrimos inútilmente porque perseguimos llegar a ser cuando sólo tenemos que VOLVER A CASA, sentirse en paz más allá de conseguir nada. Esa es la verdadera felicidad….desde la que, además, desarrollarás tus capacidades.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce