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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Cuentos de Verano: El búho

 

 

El búho tenía fama en el bosque de ser el animal que más conocimientos tenía.

Podía recordar todos los nacimientos y fallecimientos entre los habitantes del

hermoso bosque en el que vivían, así como avisar con antelación a sus

compañeros del inicio de cada nueva estación.

 

Pero el búho se encontraba triste. Ya se iba haciendo mayor y sus facultades

se iban viendo mermadas. Su memoria ya no era tan prodigiosa como antes e

incluso se había dado cuenta, con desolación, que cambiaba unas fechas por

otras. Así que se sentía solo y apartado del resto de animales porque ya nadie

acudía a preguntarle por tal o cual evento en el bosque.

 

Llegó a oídos del pájaro sabio lo que le estaba pasando a su amigo el búho, y

se fue donde él a visitarlo. Se lo encontró dentro del hueco de un árbol

avergonzado y escondido. Acercándose a él le dijo:

 

-“He oído que no te encuentras bien y he venido a que me digas lo que te pasa”

 

-“¡Ay, amigo pájaro! Ya no sirvo para nada. Mi memoria ya no es como antes y

tampoco tengo la rapidez para avisar en el bosque de la llegada de cada

estación. Sólo me queda recluirme en este agujero y esperar la muerte” le

respondió el búho.

 

El pájaro se sonrió y le dijo:

 

-“ Todo lo contrario, mi querido amigo. Ahora tienes la oportunidad de ser un

búho sabio de verdad, en vez de limitarte a pensar y recordar. Pasa de la

cabeza al corazón y encontrarás en él la verdadera sabiduría. Tu corazón tiene

los mayores tesoros que puedas desear, sólo tienes que escucharlo y sentir”.

 

Así fue cómo el búho salió de su agujero y se sentó en lo alto del árbol

a…sentir. Observaba lo que ocurría a su alrededor y escuchaba lo que su

corazón le decía. Allí esa riña inútil entre las ardillas, aquí esas ganas

contenidas de abrazarse los koalas, y se acercaba a sus amigos a decirles lo

que necesitaban para sentirse mejor. Pronto la fama del búho sabio se extendió

por todo el lugar y acudían a él para pedirle ayuda y consejo.

 

Al cabo de un tiempo, el búho se acercó al pájaro que se había preocupado

antes por él y le dijo:

 

-“He venido donde ti a agradecerte lo que hiciste por mí. Gracias a ti ahora soy

un búho sabio de verdad porque he comprendido que la verdadera sabiduría no

está en saber muchas cosas sino en escuchar y sentir desde el corazón. Ahora

no sólo no espero a la muerte sino que he vuelto a nacer, querido pájaro.”

 

Autora: Belén Casado Mendiluce

 

Caminamos…Belén Casado Mendiluce

 belencasadomendiluce@gmail.com

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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