Si tienes esa motivación, es que has tomado conciencia de que no quieres ser tú quien cree más problemas de los que ya existen en la vida, que quieres facilitar las cosas a ti mismo y a los demás y que no quieres gastar energías inútiles pretendiendo que las cosas sean diferentes a como son.
Ser sencillo, que no simple, no es tarea fácil, la verdad. Porque no se trata de dejar de lado lo que sientes, hacer un barrido de tu memoria para olvidar las cosas o limitarte a hacer actividades sin más. Ser simple es quedarte en la superficie de la realidad, ser sencillo es tener la superficie y el fondo de ti conectados, reflejando lo que eres.
Para empezar, para ser sencillo hay que preocuparse más de cómo soy yo que de cómo son los demás. Dejar de juzgar a las personas (buenas o malas), dejar de analizarlas e intentar buscar explicaciones a su comportamiento y dejar de tener la pretensión de que cambien.
Y si te focalizas más en ti mismo, no significa que no veas la realidad de lo que ocurre, que esa persona se está obsesionando por un tema o que trata despectivamente a los demás, pero ofreciéndole tu ayuda, dejas que sea el otro el que sienta la necesidad de cambiar. Y si tú quieres tomar distancia, apartarte o rebelarte, lo haces porque es lo que necesitas, por ti mismo.
Alguna persona me preguntó: “Y si no juzgas a los demás, ¿por qué te apartas de ellos? Porque no entro a valorar cómo está esa persona, porque yo no estoy dentro de ella, pero sí valoro y tengo en cuenta lo que yo necesito con respecto a ella. Alguien diría que ser sencillo es actuar desde el corazón, pero comportarse con inteligencia emocional es imprescindible para sentirse bien con uno mismo.
Ser sencillo no significa que en tu vida las cosas vayan sobre ruedas y no haya problemas, sino que habiendo conflictos, no pierdes el tiempo en intentar convencer o que el otro muestre la madurez necesaria cuando no puede. Deja al otro y a ti mismo en paz, estate presente para cuando te necesiten y vive sin tenerte que demostrar a ti mismo nada, estando con la mayor consciencia posible.
Ser sencillo es dar pocas vueltas en tu cabeza a lo que te ocurre, sin estar constantemente cuestionándote: “debería haber actuado de otra manera” ,“tendría que haber respondido de esta forma”. Déjate fluir porque lo realmente importante no es lo que piensa tu cabeza sino cómo te comportas, eso es lo que da la medida de dónde estás tú, y no tiene sentido que te exijas lo que ahora no puedes.
Y por supuesto, si quieres ser una persona sencilla vete desapegándote de tantas falsas necesidades que tienes, vete vaciando tu mochila para que el viaje de tu vida no te resulte una carga y puedas, simplemente, VIVIR.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce