No deseo ser famosa, vaya por delante, aunque todos, alguna vez, hemos fantaseado con la posibilidad de ser reconocidos públicamente y apreciados por nuestras cualidades personales y profesionales. Como si la fama, el status y la riqueza fueran el máximo de los deseos a alcanzar, quizás porque en nuestra sociedad es lo que se valora.
Pero la fama destruye más que aporta. Todos conocemos casos de personas públicas, actores o cantantes, que acabaron por no poder soportar el peso de esa proyección al exterior y terminaron suicidándose o se consumieron en vida mediante adicciones.
La fama despersonaliza. La persona no sabe si vive para agradar a los demás y actuar conforme a la imagen que se espera de ella, o puede seguir siendo ella misma. Pero es tarea muy difícil ser uno mismo cuando se crea un personaje que hay que alimentar para seguir en la cresta de la ola.
Ese es el quid de la cuestión. Porque muchas personas que buscan la fama han creado en torno suyo un personaje que suscite admiración, controversia o polémica, alguien que no pase inadvertido aunque sea diciendo o haciendo estupideces. Buscan seguidores y, desde luego, las redes sociales son un buen medio para conseguirlo.
¡Qué difícil es ser famoso y seguir conservando la sencillez! Si así ocurre, es que la fama no fue buscada y cuando surgió se la tomó con sorpresa y aturdimiento porque no se desea cambiar las propias costumbres ni, mucho menos, la propia forma de ser para contentar a nadie.
Es mucho más fácil poder seguir siendo uno mismo sin que exista la presión de tener que dar ninguna imagen, si no nos preocupamos de agradar excesivamente a los demás y si no dependemos de que nos quiera el mayor número de gente para sentirnos bien con nosotros mismos.
El éxito tiene más inconvenientes que ventajas. Pierdes el anonimato, esa maravillosa posibilidad de no estar siempre en el punto de mira y de no ser juzgado constantemente por lo que haces cuando ni siquiera te conocen.
No persigas la fama ni el éxito. Limítate a hacer bien tu trabajo aunque no tenga la proyección pública que te gustaría. Reclama para ti lo que te parezca justo pero si no llega el éxito que deseas, deja de empeñarte en conseguirlo, probablemente no sea tan importante ni tan necesario para tu vida.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
belencasadomendiluce@gmail.com