Es cierto que esta es una etapa de la vida difícil, pero si comprendemos lo que ocurre en ella, muchos miedos y fantasmas se mitigarán.
La adolescencia, evidentemente, es una etapa de cambios tanto físicos como psicológicos. El adolescente pasa de vivirse en un cuerpo de niñ@ a encontrarse en un cuerpo de adulto, con el inevitable sentimiento de sorpresa que se acompaña. A la vez, se produce un proceso de crisis de identidad en el que el joven lucha por descubrir cuáles son sus gustos, sus preferencias, sus opiniones y sus aversiones.
Es este proceso de búsqueda de identidad el que hay que vivir con la menor de las culpas posibles. ¿Culpa? Sí, porque el adolescente se siente en conflicto interior entre la forma de ser que había mostrado hasta ahora casi de manera inconsciente durante la infancia y la nueva personalidad que pugna por salir.
Los padres tienen que comprender que esta etapa es de rebeldías, enfrentamientos y luchas, y que es normal que sea así cuando el adolescente se está encontrando a sí mismo. Hay que ayudarle al hij@ apoyándole y reafirmándole en aquellas formas de ser que le hacen sentir bien con él mismo.
¿Que el adolescente quiere cambiar de amistades porque no encajan con sus inquietudes? ¿Que comienza a sacar más la rabia cuando antes se conformaba con todo? ¿Que se cuestiona el sentido que tienen las relaciones familiares de compromiso? Ayudémosle a encontrar respuestas que le satisfagan; que le satisfagan a él, no a nosotros.
Soy de la opinión de que el adolescente lleva dentro de sí todas las respuestas que necesita para estar bien consigo mismo, pero esas respuestas las tiene que experimentar, vivir y ponerlas en práctica antes de saber si realmente son las que quiere para él. Pero eso sólo se hace viviendo.
Ya no le vale la teoría, lo que debería hacer o lo que había hecho hasta ahora casi sin cuestionárselo. Necesita sentir la seguridad interna de que lo elige en la vida, incluso con cosas tan sencillas como qué tipo de ropa comprarse, es lo que él realmente quiere para sí.
La adolescencia es el comienzo del camino para conocerse a sí mismo y es importante saber cómo soy para tener un mínimo de equilibrio interior. Es el comienzo para que la crisálida se convierta en la maravillosa mariposa…que eche a volar.
Caminamos…Belén Casado Mendiluce
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