Te has despertado a un nuevo día,
que tus ojos lo vean como una novedad.
Aunque tengas que hacer lo mismo de siempre,
deja que tu memoria se olvide de que lo conoces hasta la saciedad.
Sé como un niño, que despierta con sorpresa,
y que hasta en lo más nimio descubre algo que le hace sonreir.
Deja que tu cabeza descanse de tanto pensamiento sin fin,
y aprende la riqueza de mirar todo sin pensar.
Utiliza tu energía para sentirte en paz contigo mismo
y no para juzgar y condenar las conductas de los demás.
Y si el desánimo invade tu corazón,
no pretendas luchar contra él, como quien lucha en una batalla,
acógelo entre tus manos y ofrécele tu cariño y escucha.
Tú eres más que tu tristeza o tu alegría pasajera,
eres alguien que más allá de lo que piensa o siente
tiene un ancla en su interior: el de saberse válido como persona.
Ten presente hoy todas las huellas que dejan tu caminar,
tu sonrisa, tu escucha, tu empatía y tu ayuda,
y ofréceselas a los demás.
Y si quieres vivir este día ligero de equipaje,
lleva contigo tu consciencia allá donde vayas,
no te hace falta nada más.
Autora: Belén Casado Mendiluce
Caminamos: Belén Casado Mendiluce
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