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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

Ver detrás del miedo

“¿Cómo puedo librarme del miedo?” Le preguntó al maestro.

“¿Cómo puedes librarte de aquello a lo que te aferras?” Contestó.

“¿Pretendes acaso insinuar que en realidad me aferro a mis propios miedos? No puedo estar de acuerdo con eso”.

“Piensa qué es aquello de lo que tu miedo te protege y estarás de acuerdo. Y podrás ver además tu insensatez”.

Creemos que cuando tenemos un sentimiento desagradable como miedo o ansiedad, no hacemos nada porque esté ahí: se presenta y ya está. Sólo pensamos en cuándo seremos afortunados de no volverlo a sentir, porque no sabemos que hacer para quitárnoslo de encima.

Muchos miedos perduran en el tiempo porque, inconscientemente, los utilizamos de tapadera; nos resulta más llevadero sentir ese miedo que enfrentarnos a la situación real que hay detrás. Pongamos un ejemplo.

Imaginaros una persona que siente miedo a contraer una enfermedad grave – y no por haberla padecido antes-. Interpreta cualquier síntoma físico que pueda tener como un indicio de que se está gestando una enfermedad incurable que puede llevarle a la muerte.

En realidad, sí hace algo por mantener ese miedo: está pendiente de cómo se levanta por la mañana, se observa con ansiedad su cuerpo, si se cansa más de lo habitual y tiene pensamientos negativos sobre posibles enfermedades.

Este es el fenómeno del apego. Nos aferramos a darle vueltas a algo para así, encontrar cualquier indicador que nos confirme nuestras peores sospechas. Es la pescadilla que se muerde la cola, la profecía autocumplidora.

Es como el que tiene celos de que su pareja se vaya con otr@. Buscará cualquier comportamiento del otro para sospechar, desconfiar y reprocharle lo que sólo existe en su imaginación. ¿Qué hay detrás de estos ejemplos?

El que tiene miedo a la enfermedad evita vivir con más energía su vida, atreviéndose a hacer cosas diferentes por miedo a…por si acaso…no sea que…El miedo le “protege” de tener que atreverse a sentir algo distinto, ya que eso le crea inseguridad y malestar.

El que siente celos evita darse cuenta de sus propios miedos e inseguridades, probablemente mucho mayores que aquello que critica de su pareja. Su miedo le “protege” de tener que verse como es realmente, alguien con serias dificultades para querer al otro sanamente y de verdad.

Si algún sentimiento persiste demasiado en el tiempo, preguntémonos sinceramente si preferimos tener ese miedo que vivir si él.

Caminaremos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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