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Belén Casado Mendiluce

La psicóloga en casa

¿Quieres un espejo? Ten un amigo

Somos seres sociables por naturaleza. Necesitamos relacionarnos con los demás para no convertirnos en personas raras que viven en su propio mundo.

El contacto con el otro es como un espejo donde me reflejo y veo aspectos míos que en la soledad de mi casa pasarían desapercibidos…para mí.

Alguien puede estar acostumbrado a una forma de hablar sin mirar a los ojos a la otra persona, a utilizar palabras mordaces -que “muerden”- o incluso a hablar y hablar en un interminable monólogo. ¡Y no se da cuenta!

Entonces, si el que escucha se atreve a decir lo que todo el mundo piensa pero nadie dice, es posible darse cuenta de lo que para uno mismo es lo más normal. Claro que hace falta humildad y sencillez para reconocerlo…cualidades que no son tan fáciles de encontrar, vamos.

¡Cuánto se puede aprender en la interacción con los demás! Ahí donde una persona quiere tener amigos con los que contar los fines de semana, resulta que estos le llaman cuando les viene bien -¡”como todo el mundo”, dirás!-

Donde una quiere una amistad de “confidencias” y llamadas frecuentes por teléfono, la otra no siente la misma necesidad y su amiga se frustra…

Llega la hora de la verdad. ¿Puedes tomar simplemente lo que te dan? ¿O “empujas el río” para que las cosas sean diferentes a como son? Los amigos no van a cambiar por mucho que te empeñes en lo contrario. Ni aunque tú les expreses lo que necesitas – quedar más, por ej.-, ellos tienen sus necesidades propias…-en este caso, quedar menos que tú-.

Y si no te satisface lo que hay, prueba a buscar nuevas relaciones si eso es lo que deseas, gente nueva con la que poder contar. Pero si no quieres perder lo que ya tienes, hay que aprender a fluir con lo que hay, como el río.

Cambia TU. Date cuenta de que puedes mantener una amistad sin tener que contar todas tus intimidades diarias, principalmente, porque te “desparramas”, hablas de tus problemas continuamente sin encontrar dentro de ti la respuesta a lo que necesitas que sólo el tiempo y la tranquilidad hacen posible. Y cambia tú, porque a tu amiga no le sale contar intimidades como a ti, ¿no te das cuenta?

Observa que puedes estar con los amigos cuando realmente te apetece, y no para no quedarte solo. Que tú también tienes derecho a llamar por teléfono para quedar con ellos cuando a tí te venga bien. Que puedes ir a esa cena después de semanas sin que te llamen, sin tener que reprochar nada.

Presta atención a cómo tus amigos se comportan contigo. Eso te da pistas de qué es lo que necesitan ellos…y tú. Céntrate en tus necesidades. Mira si necesitas hablar para desahogarte o hablas enredándote en los problemas…

Caminaremos…Belén Casado Mendiluze

belencasado@terra.es

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Sobre el autor

Soy Licenciada en Psicología y desarrollo mi trabajo en una consulta privada. Mi vocación desde joven ha sido la psicología, y a través de ella he buscado comprender a los demás y a mí misma. Desde ese trabajo interior, intento que lo que transmito sea un reflejo de aquello en lo que creo y que me sirve a mi. Me siento siempre en búsqueda, abierta a aprender de todo aquello que me haga crecer como persona. Y creo que lo que se vive como vocación no es sólo patrimonio mío sino que puede servir a los demás.


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